Por Pedro Tzontémoc *

Los extremos se tocan finalmente cuando en el 2009, gracias a la ley de memoria histórica, recibí la nacionalidad española sin perder la mexicana. Laberintos que se unen en espirales encontradas que determinan mi historia personal de ese otro mestizaje, más allá del genético, que me define y me transforma. La serpiente se muerde la cola y mi propio nombre, de hecho, responde esencialmente a ello: Pedro, herencia de mi abuelo español y Tzontémoc, mi segundo nombre, como contrapunto indígena a la manera de la mayoría de los pueblos mexicanos, que tienen un nombre español y un “apellido” autóctono; como San Lorenzo Acopilco.

De tal forma que soy mexicano y español, gallego por ascendencia paterna y catalán por la materna, de ahí mi filiación completa: Díaz Lloréns Pedro Tzontémoc, porque la identidad es el conjunto de rasgos propios de un individuo. Se puede decir que la identidad es una suma de identidades producto de la historia vivencial inherente a cada persona; así que soy católico por contexto, pero ateo por convicción; de izquierda, pero no dogmático y también, un tanto francés como consecuencia natural de los años vividos en Francia. Influencias diversas que no debieron afectar a mi bisabuelo quien vivió toda su vida en Galicia.

Sin embargo, en el mundo globalizado de hoy, otros factores determinan la identidad sin “salir de casa”. Poco importa si se es chino o español, parece que ahora la identidad se define al ser Canon o Nikon, Twitter o Facebook, IPhone o BlackBerry, Mac o PC...

* * *

La fotografía se presenta una vez más como la herramienta que a manera de crisol, me permite fusionar todos los elementos en uno sólo. Es en este reconocerme en un espacio conocido (México) y conocerme en una región que prácticamente me era desconocida (Galicia), en esa búsqueda de opuestos y correspondencias, que la fotografía hace las veces de filosofía y la cámara funge como espejo en el cual se refleja y se revela mi propia imagen.

Como en todos mis trabajos anteriores, éste se desarrolló sin un guion preestablecido porque fotografiar no es sólo documentar la realidad, aquella que se presenta frente a la cámara, sino de registrar el punto de encuentro entre el exterior que se vive y el interior de quien lo vive. Es ahí donde la mirada se transforma como reflejo de la transformación personal. Es en este proceso en el que gesta otra forma de ver que responde, necesariamente, a otra forma de ser, a una nueva identidad…El resultado de esta nueva transformación es ahora visible en la serie Identidad en el laberinto de la memoria.


* Pedro Tzontémoc nace en la Ciudad de México en 1964. 

De formación fundamentalmente autodidacta. Inicia sus estudios de fotografía 1981, considerando de mayor importancia los realizados a manera de pláticas con la maestra Kati Horna.

Ha publicado diez libros y ha realizado diecinueve exposiciones individuales. Ha participado en más de cincuenta exposiciones colectivas en México y el extranjero.

Actualmente coordina la colección luz portátil – Artes de México de libros de fotografía.

www.pedrotzontemoc.com

Google News

Noticias según tus intereses