Las mujeres rurales e indígenas exigen estrategias con enfoque de género para garantizar la soberanía alimentaria en el próximo Foro Internacional “Mujeres Rurales Frente al Cambio Climático” el día 15 de Octubre en el D.F., a dos meses de la COP21, en Paris.

Por Vera Penêda

Coordinadora de Comunicación, THP-México

“La gente ya no adivina cuándo es la época buena para sembrar y por eso los agricultores dicen que es mejor no sembrar nada porque no sale cosecha. El campo es una inversión de tiempo y dinero muy insegura por la falta de agua, la falta de lluvia y la contaminación”, cuenta la agricultora María Eustacia Salvador, que vive en la Huasteca Potosina, al sur del estado de San Luis Potosí. “Cuando llovizna, los tomates criollos y los chiles piquín nacen con hojas marchitas, parece que les echaron agua caliente porque la lluvia está contaminada. Son cosas que no pasaban hace 25 años”, observa María.

También hay retos en las comunidades alejadas de la Sierra Mazateca, en Oaxaca, donde llueve gran parte del año. Cuando llega la sequía, mujeres y niños tienen que caminar hasta seis horas al día para llegar a los pozos y conseguir el agua que necesitan para beber y cocinar, para mantener su higiene y regar sus huertos. “Sin agua, los huertos se secan y no sale cosecha, o bien durante la época de lluvias se inundan las semillas y se echa todo a perder,” cuenta Maribel Gallardo, líder de programas comunitarios de THP-México en la Mazateca. “Los meses de sequía y lluvia están cambiando y es difícil predecir cuando hay que sembrar para no perder la cosecha. Los árboles de guayaba están picados y con gusanos debido a las tormentas; la gente mayor cuenta que hace diez años no habían tantos rayos y truenos,” observa Maribel.

Estudios científicos demuestran que el cambio climático tiene un impacto más acentuado en las mujeres, sobretodo las indígenas y campesinas cuya dependencia agrícola, condiciones de vida y marginalización las exponen en mayor grado a los cambios en el clima, la pérdida de diversidad y la contaminación. En América Latina, la mayoría de las personas en situación de pobreza son mujeres que dependen de sus cosechas como fuente de alimento e ingreso. Estas mujeres rurales representan el 29% de la fuerza laboral y son responsables del más de 50% de la producción de alimentos. Por lo tanto, la soberanía alimentaria del continente se encuentra bajo amenaza.

Las mujeres rurales también tienen más dificultades para acceder a la educación, a la tierra y al crédito en México. Según la FAO, solamente el 16% de la producción agrícola está encabezada por mujeres en México, y casi el 40% de las mujeres rurales mayores de 15 años no tienen ingresos propios, frente al 14% de los hombres. El cambio climático está aumentando la brecha de inequidad.

Mujeres rurales: la mejor inversión para terminar con el hambre

Las mujeres rurales son las primeras víctimas del cambio climático, pero también son la principal solución para mitigar sus síntomas. La forma de vida de las mujeres rurales y su enfoque agroecológico en la producción de alimentos, en relación armoniosa con sus ecosistemas el medio ambiente y mediante tecnologías locales, más allá de ser una adaptación, es un verdadero contrapunto al cambio climático. Trabajando en la producción, adquisición y preparación de alimentos para garantizar su sobrevivencia, estas mujeres son la  mejor arma contra el hambre.

En México, como en muchos países, ya existe un marco legislativo relativo al cambio climático;  sin embargo, no  las mujeres campesinas e indígenas no han sido consideradas en el diseño de las políticas públicas, los programas y el financiamiento. La participación activa de las mujeres rurales en este debate y toma de decisiones es prácticamente inexistente. Lamentablemente, como lo explica el informe del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) “la articulación género y medio ambiente tiene poca importancia en la formulación de los planes, políticas y programas de las instituciones públicas y se mantiene como un asunto lateral de las políticas de desarrollo.” [Relación entre el género y el medio ambiente, 2011]

Para cambiar la situación de los 58 millones de mujeres que viven en el campo en América Latina es esencial identificar estrategias con un enfoque de género que den respuesta a la crisis ambiental y humanitaria que el cambio climático está provocando. Para lograrlo se exige que el gobierno mexicano priorice el bienestar y la soberanía alimentaria de todas y todos los mexicanos sobre los intereses políticos y económicos; aplique recursos presupuestales y establezca políticas de mitigación y adaptación que se enfoquen en las realidades y contribuciones de las mujeres rurales con un verdadero enfoque de género.

Desde octubre de 2014, las mujeres indígenas y campesinas latinoamericanas han estado exigiendo acuerdos vinculantes a sus países y perfeccionando una agenda conjunta frente al cambio climático para el 2020. El objetivo del Foro Internacional “Mujeres Rurales Frente al Cambio Climático”, que se realizará el jueves 15 de octubre, en el Senado, es justamente reforzar las demandas de esta agenda y sentar las bases de una estrategia de incidencia en políticas publicas hacia la COP21.

Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Rural, el foro es organizado por cuatro organizaciones civiles: Altepetl , El Barzón, Oxfam y The Hunger Project México. Estas organizaciones encabezan programas de desarrollo integral de base con enfoque de género y de derechos - como la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia, la promoción de huertos familiares y talleres de técnicas de agricultura orgánica – que están logrando un fuerte impacto en asegurar la soberanía alimentaria y cambiar los roles económicos y sociales a favor de las mujeres campesinas en México. Por otro lado, su trabajo de incidencia en políticas públicas visibiliza la necesidad de priorizar la lucha de las mujeres rurales como una de las piedras angulares de la erradicación del hambre.

El foro será una plataforma abierta para que agricultoras rurales indígenas de distintos países de América Latina, académicos, organismos internacionales, instancias de gobierno, órganos legislativos y organizaciones no gubernamentales puedan contribuir a las bases de incidencia hacia la COP21. México puede jugar un papel fundamental en posicionar a las mujeres campesinas en el centro de las políticas de adaptación y mitigación del cambio climático durante las negociaciones del nuevo acuerdo climático en la COP21, los días 7 y 8 de diciembre, en Paris, donde 16 países latinoamericanos participarán en las negociaciones de un nuevo acuerdo climático universal.

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