La sangre de nuestros mártires Javier Campos y Joaquín Mora, nos llama a emprender una misión de justicia y reconciliación, que siga nuestro carisma como jesuitas y se sustente en una reflexión profunda sobre lo que requiere la Sierra Tarahumara y el país para alcanzar la paz.
La violencia que azota México no la pueden resolver sólo el gobierno federal o estatal, se necesita la participación de todos los actores e instituciones, ya que estamos frente a un problema estructural y cultural.