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Con la presencia de representantes de la Iglesia ortodoxa, diplomáticos, amigos y familiares se llevó a cabo una ceremonia al cumplirse los 40 días del fallecimiento de Antonio Chedraoui Tannous, arzobispo metropolitano de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía para México, Venezuela, Centroamérica y el Caribe, quien fue recordado como “una figura en la historia y la vida de la Iglesia ortodoxa” y un “patriota que trabajó hasta el último día de su vida”.

La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Ortodoxa de San Jorge, en la colonia Roma de la Ciudad de México, y fue oficiada por monseñor Damaskinos Mansour, arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis Ortodoxa Antioquina de San Pablo, Brasil; el Archimandrita Faddi Rabbat, vicario patriarcal interino para México y Centroamérica; el obispo Thomas Joseph, de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía para Norteamérica, y Antonio Alejo Pacheco, arzobispo de México de la Iglesia Ortodoxa de América.

El arzobispo Chedraoui Tannous falleció el 14 de junio de 2017 a los 85 años de edad, a causa de cáncer en el pulmón. Como marca la tradición ortodoxa, esta ceremonia religiosa se lleva a cabo a los 40 días del fallecimiento de don Antonio; hubo otra a los tres días y una más a los nueve días del deceso.

En la misa que se celebró en la catedral de San Jorge, Chedraoui Tannous fue recordado como un padre, hermano y amigo quien sirvió a la arquidiócesis de México “con amor y dedicación, y podemos decir que él fue el iniciador y edificante de esta gran arquidiócesis”, dijo monseñor Damaskinos Mansour.

A la ceremonia asistieron la representante de la Presidencia de la República, Cynthia Edith Vega Ocampo; y los embajadores de Rumania, Ion Vilcu; de Ucrania, Ruslán Spirín; Mohamed Saadat, de la delegación especial de Palestina, y Rudy El Azzi, encargado de negocios de la embajada de Líbano.

Asistieron representantes clericales de otras iglesias. Por parte de la Iglesia católica acudió Onésimo Cepeda, obispo Emérito de Ecatepec; el obispo de la Iglesia Maronita, Georges Saad Abi Younes, y Andrés Hernández Miranda, de la Iglesia presbiteriana.

La liturgia a los 40 días del fallecimiento de Antonio Chedraoui coincidió con un periodo en el cual los fieles de la Iglesia ortodoxa se preparan con oración y ayuno diarios para celebrar la Fiesta de la Dormición o Asunción de la Madre de Dios, que se festeja el 15 de agosto y para que ellos significa la comprensión de la muerte y la resurrección de los muertos.

Durante la ceremonia, Damaskinos Mansour recordó que el arzobispo Chedraoui desde muy joven adquirió “un amor especial por su iglesia, su patria, el Líbano y Siria, donde sirvió a los fieles.

“Él era un patriota distinto y trabajó en los campos eclesiástico, social y político hasta el último día de su vida, pues veía que todo esto estaba unido con la vida del ser humano y su beneficio”, comentó.

Consideró que al momento de fallecer, don Antonio se quedó con muchas preocupaciones relacionadas con la Iglesia ortodoxa, con Líbano y Siria, y con la situación de los cristianos en el Medio Oriente, lo que, aseguró, provenía de su “gran amor por el ser humano”.

“[El arzobispo Antonio Chedraoui] siempre tuvo la mano extendida para todos, principalmente los necesitados y los que buscan justicia. Yo nunca lo vi negándole ayuda a ninguna persona, él consideraba esa ayuda como parte esencial de su servicio sacerdotal”, agregó.

Al término de la liturgia se llevó a cabo la ceremonia de la bendición de las uvas como parte de la tradición ortodoxa de la Fiesta de la Transfiguración.

En esta celebración, la bendición de las uvas se lleva a cabo para dar gracias por los dones recibidos y en representación de lo que se hacía en la antigüedad, que era sostener a los siervos de la iglesia y a las personas necesitadas.

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