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L eticia Rosales cree en los ritos para empezar el año. Tiene lista la sopa de lentejas y las maletas con las que piensa dar la vuelta a la calle, espera poder salir de viaje.

Rosales, de 58 años, observaba una vela dorada para la prosperidad en uno de los cientos de puestos dedicados a la venta de artículos esotéricos en el mercado de Sonora. Junto con su amiga Enriqueta recorrió los puestos buscando los últimos detalles para sus ritos. A sus hijos les heredó la tradición y ahora busca contagiar también a su vecina.

“Prendes tu veladora dorada con lentejas y semillas para que no falte el dinero, la roja es para la salud. También ponemos monedas sueltas, las aventamos y hacemos sopa de lentejas. Son muchas tradiciones. Tiramos monedas hacia la casa y las barremos para que entre el dinero. Mis hijos dicen: ‘¡Qué ridícula!’, pero ahí van”, dijo.

Las tradiciones las practica desde que era soltera, en casa de sus padres. En la actualidad continúa haciéndolas y por años ha intentado inculcárselas a sus hijos, quienes se dicen escépticos; sin embargo, también las siguen.

Aseguró que la tradición de la maleta le ha funcionado a su familia. Aunque se vea extraño, le ha servido salir corriendo con equipaje por toda la calle antes de que terminen de sonar las 12 campanadas; por ejemplo, hace dos años, la familia entera viajó a Cancún, Quintana Roo.

“Los hijos son un poco apáticos; sin embargo, les digo: ‘Éntrenle, ¿no quieren que haya dinero?, ¿no quieren que haya salud?’. Lo de la maleta ha funcionado. En una de las ocasiones que salimos con el maletín, como a mediados de año nos fuimos a Cancún, uno de mis hijos viajó a Honduras. Sí ha servido”, dijo.

Además de cenar lentejas y barrer monedas al interior de la casa, la mujer pedirá a sus hijos que hagan un esfuerzo extraordinario para ahorrar una parte de sus salarios y de esa manera estar preparados en caso de que las cosas no resulten tan positivas para ellos.

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