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Implementar la estructura con que operará la Secretaría de Cultura es el mayor desafío que enfrenta esta dependencia federal, tras el deceso de Rafael Tovar y de Teresa, quien fue su titular desde el 21 de diciembre de 2015.

Saúl Juárez, encargado del despacho Cultural y Artístico de la Secretaría de Cultura, informó ayer —durante las exequias del secretario— la que hasta ahora es la primera indicación sobre el futuro de la dependencia: “La instrucción del presidente Enrique Peña Nieto es continuar en la Secretaría y atender todos los pendientes, y que se sigan dando todos los apoyos”. No hay, por ahora, alguien a cargo de la institución.

La más nueva de las secretarías del gabinete federal tuvo en 2016 un año complejo para su puesta en marcha, que sin duda se acrecentó por la enfermedad de Tovar y de Teresa.

Por una parte hubo retraso en la formulación y publicación de su reglamento interior —fue objeto de revisiones ante el descontento de varios sectores y se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) apenas el 8 de noviembre pasado, aunque el propio Rafael Tovar y de Teresa había prometido que estaría en el primer semestre del año—. Algunas dudas acerca de la operación de la Secretaría sólo se resolverán una vez que se dé a conocer el Manual de organización general de la secretaría, que también deberá aparecer en el DOF.

Tras la publicación del reglamento, quedó la expectativa por conocer cómo operarán y quiénes encabezarán las dos subsecretarías que se crearon con la dependencia —de Desarrollo Cultural, la primera, y de Diversidad Cultural y Fomento a la Cultura, la segunda—, así como a los titulares de las 12 direcciones en que se reestructuró el sector cultural, que antes operaba dentro del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Este 2016, todos los cargos en la Secretaría de Cultura, salvo el de su titular, estuvieron conducidos por encargados o bajo el organigrama del Conaculta, y aún hoy esto se mantiene. Está pendiente por definir quiénes encabezarán los organismos administrativos desconcentrados —INAH e INBA, entre otros— y los paraestatales, cuya situación no fue materia del reglamento interior.

A pocos días de que concluya el año, no se han anunciado los nombres de los ganadores de los Premios Nacional de Cultura y Artes que, por primera, vez entregaría la Secretaría de Cultura.

El sector aún tiene pendiente la formulación y publicación de una ley de cultura, que —aunque corresponde al Legislativo— no fue bandera que impulsara la dependencia.

Todavía no es claro cómo enfrentará la Secretaría de Cultura el año 2017, el que se estima será todavía más complejo que éste, con una reducción de alrededor de 21% de su presupuesto. Surge la pregunta si el nuevo titular de la dependencia retomará el discurso de su antecesor, quien con frecuencia llamaba a hacer sólo lo “sustantivo” y “necesario”, cuando se refería a los tiempos de crisis y recortes que había sufrido el sector. (Con información de Alida Piñón)

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