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Roma.— Aunque diagnosticar la hipercolesterolemia familiar es sencillo, basta con una prueba para medir los niveles de lípidos —colesterol o triglicéridos— en la sangre, este padecimiento es considerado como un “asesino silencioso” que no presenta síntomas de los niveles elevados de colesterol hasta que ocurren infartos en edad temprana.

Kees Hovingh, cardiólogo de la Universidad de Ámsterdam, explicó a EL UNIVERSAL que las personas con este padecimiento no se dan cuenta que la tienen, pueden tener una dieta balanceada, hacer ejercicio y tener los niveles altos de colesterol, ello se debe a que la hipercolesterolemia familiar se trata de una falla genética con la cual el colesterol no puede ser eliminado del torrente sanguíneo mediante el hígado, alcanzando niveles de colesterol de baja densidad (C-LDL) superiores al nivel ideal, que es de 100 miligramos por decilitro (mg/dl), este padecimiento es hereditario.

“Es una enfermedad silenciosa, un asesino silencioso, no lo ves, no lo sientes, sólo lo sientes cuando es muy tarde, nadie quiere sufrir un infarto al miocardio pero esta enfermedad viene desde el nacimiento, es bueno conocer, saber que se tiene esta enfermedad para prevenir el desastre que conlleva”, dijo.

Comentó que es fácil detectarla, pues basta con hacer una prueba de lípidos para verificar los niveles de colesterol en la sangre; sin embargo, como el paciente no presenta síntomas y se “siente bien”, no acude al doctor, por lo que de pronto puede sufrir un infarto; destacó que el problema se trata de que las personas no acuden al médico porque no presentan sintomatología, además de que los médicos no suelen preguntar por antecedentes familiares de infartos prematuros, así como brindar información sobre este padecimiento.

“Es preguntar si los padres tuvieron un infarto al miocardio, si obtienes esa información con eso haces el diagnóstico. También se trata de informar a la gente, desafortunadamente muchos doctores en sus consultorios no preguntan sobre los padres, la cuestión es responder si el padre o algún familiar tuvo un infarto al miocardio a los 35 años, eso es un hecho extraordinario, que alguien tenga un infarto en edad temprana”, señaló.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que en 2013 las enfermedades cardiovasculares fueron la principal causa de mortalidad con 195 mil muertes; el porcentaje de población en México con niveles altos de colesterol de baja densidad mayor a 130 miligramos por decilitro es de 46%, mientras que la prevalencia de hipercolesterolemia asciende a 43.6%.

Las entidades con mayor prevalencia de esta enfermedad son: Tamaulipas, Chihuahua, Baja California, Quintana Roo, Baja california Sur, Jalisco y Sinaloa.

Según el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, la mortalidad por males cardiacos se ubica en 20%, en promedio nacional, ya que al año 50 mil mexicanos fallecen por males cardiacos, siendo los hombres quienes sufren infartos a edad más temprana que las mujeres, y comienzan a registrarse a partir de los 40 años, siendo el “pico más alto” de casos después de los 50 años.

Los pacientes pueden tener uno de los dos tipos de hipercolesterolemia familiar, la homocigota o heterocigota. Ambos son hereditarios en las familias, lo que significa que el padre o madre que porta un gen alterado que causa la afección tiene 50% de probabilidad de pasar ese gen alterado a cada uno de sus hijos o hijas. Hovingh descartó que alguno de los géneros sea más propenso a desarrollar esta enfermedad.

El cardiólogo de la Universidad de Ámsterdam recomendó iniciar las pruebas de colesterol desde los ocho años, para los menores con padres que padecen hipercolesterolemia familiar, a fin de detectar el padecimiento a edad temprana y comenzarla a tratar lo más pronto posible; aclaró que aunque se trata de una afección hereditaria, si se padece obesidad o sobrepeso, son dos factores de riesgo que podrían agravar la situación.

Refirió que en México hay un problema de obesidad infantil, por lo que resaltó la importancia de informar sobre los riesgos que implican que los menores tengan obesidad; dijo que se trata de una “pandemia” que la mayoría de los países occidentales comparten esta problemática por lo que dijo que los políticos de todo el mundo deben involucrarse a fin de reducir el número de menores obesos.

“Se debe motivar a la población para reducir los azúcares y también poner impuestos a los alimentos que tengan azúcares y grasas, con eso bajará [la obesidad infantil], no es sólo México, es una pandemia, la mayoría de los países occidentales tienen este problema, es algo de lo que deberían ocuparse los políticos en el mundo, porque requiere un cambio en la sociedad no sólo a nivel personal, sino que los políticos deberían ser parte de esta lucha, si los niños tienen obesidad tendrá efectos desastrosos en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en el futuro”, alertó.

Para tratar este padecimiento se somete a los pacientes a un tratamiento con estatinas, medicamento para reducir los niveles de colesterol, así como a un cambio de estilo de vida a través de la modificación de la dieta y hacer ejercicio, así como la reducción total de la ingesta de grasas a menos de 30% del total de calorías.

Peter Sever, profesor de Farmacología Clínica y Terapéutica de la Universidad Imperial de Londres, explicó que el Evolocumab, medicamento biotecnológico, ha sido probado en más de 6 mil pacientes de todo el mundo y ha logrado la reducción de hasta 75% del colesterol y ha permitido que hasta 94% de los pacientes alcance la meta de un nivel de colesterol de baja densidad menor a los 70 miligramos por decilitro, con lo que este medicamento se ha convertido en una opción de tratamiento para los pacientes con hipercolesterolemia familiar. Se trata de un medicamento que es inyectable cada dos semanas en una dosis de 140 miligramos.

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