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Aldo Gutiérrez Solano ha permanecido en hospitales a lo largo de dos años, desde que un proyectil destruyó 65% de su cerebro durante la madrugada del 27 de septiembre de 2014. La bala entró por la región frontal izquierda, salió por el lado derecho y lo dejó en “estado vegetativo”. Es uno de los sobrevivientes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos , en Ayotzinapa, Guerrero, y a decir de sus médicos, ha evolucionado, aunque el doctor que lo atiende sugiere no tomarlo como un canto de optimismo.

En ese momento tenía 19 años y en principio fue trasladado al Hospital General de Iguala, Guerrero, y luego al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, donde permaneció en un cuarto privado bajo estricto cuidado médico y vigilancia policial.

Su familia fue la que solicitó —casi un año después de lo ocurrido— que médicos neurólogos cubanos expertos en el área analizaran su condición, en especial, Calixto Machado, por las múltiples publicaciones que tiene en este campo.

Calixto Machado asegura que llega a México como colaborador del equipo de trabajo del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

“Como médico voy donde quiera que haya un hombre que sufra y tal es el caso de Aldo”, asegura quien tiene publicaciones internacionales en el área de las neurociencias y que es especialista en trastornos de la conciencia, pacientes en coma, y estados de conciencia mínima. Al igual es profesor e investigador titular del Instituto de Neurología de La Habana, Cuba.

El arribo del especialista y de Mauricio Chinchilla, quien forma parte de su equipo en el Instituto de Neurología, se hizo a través de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). El comisionado Julio Hernández Barros señala que “la institución se ha hecho cargo de las tres visitas de los especialistas extranjeros para la atención de Aldo”.

¿Cuál fue su valoración del paciente Gutiérrez Solano desde su primera visita a México?

—Valoré a Aldo desde el punto de vista clínico, con neuroimágenes, resonancias magnéticas, el análisis de todas las lesiones fue entregado a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). Fueron estudios de altísimo nivel que pudimos desarrollar en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, una de las instituciones más importantes y de mayor desarrollo científico en toda América Latina.

Debo resaltar el trabajo que hizo el Instituto de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez para mantenerlo vivo. En este tipo de lesión por una bala, en 99% de los casos los pacientes mueren en los primeros minutos, en las primeras horas. A Aldo se le dio en principio muy buena atención en el Hospital General de Iguala, Guerrero. Lo mantuvieron vivo. Corroboramos el diagnóstico inicial del paciente, el examen médico que nosotros dimos fue muy detallado, en colaboración con el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

Vimos que se encontraba en el llamado estado vegetativo, en el cual el paciente abre sus ojos, tiene ciclos de sueño y vigilia, pero no hay una interacción ni con el medio ambiente, ni con los familiares.

¿Qué encontraron en su segunda visita a México?

—Mauricio Chinchilla y yo determinamos que era importante que Aldo pasara a una segunda fase, en la cual pudiera iniciar formas más avanzadas de rehabilitación. Fuimos a visitar el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) para darle condiciones excepcionales para la recuperación, y a partir de esto último pudimos convencer a los familiares de Aldo de la necesidad de trasladarlo a este instituto. También pudimos reunirnos con el nuevo secretario de Salud, José Narro Robles. Le comentamos que el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía había cumplido su función plenamente respecto a Aldo, para ahora intentar trasladarlo al Instituto Nacional de Rehabilitación, porque lo que necesita ahora en esta nueva fase con formas de recuperación. En su caso, la neurología llegó a su límite, había que pasar a otra fase.

Hablamos también con el Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y acordamos que nosotros viniéramos de un modo trimestral con la debida autorización de nuestro ministro de Salud en Cuba, Roberto Morales, y del embajador cubano en México, Dagoberto Rodríguez Barrera. Fue así como Aldo Gutiérrez Solano fue trasladado, en marzo de este año.

Estuvimos en los primeros momentos ahí, en la adecuación, y regresamos a La Habana, y comenzó una fase con un intenso programa de rehabilitación. Nos mantenemos en constante contacto por correo electrónico entre médicos.

¿Cómo ha reaccionado Aldo?

—Se mantiene en estado vegetativo, no ha cambiado en este sentido, pero como consecuencia de los programas de rehabilitación hemos podido eliminar la alimentación por vena, se ha podido sentar en una silla de ruedas, han regulado su nutrición por gastrostomía y lo sacan al sol. Su brazo está mucho menos tenso, aumentó de peso, tiene mejorías en la piel, las escaras que tenía por estar tanto tiempo en cama y en la misma posición están mejorando.

¿Los estados vegetativos tienen posibilidades de recuperación?

—En estos momentos el porcentaje es mínimo, pero existe. Hay seis reportes de casos de recuperación, pacientes que después incluso de meses y años recuperan algunas funciones cognitivas, esto no quiere decir que Aldo Gutiérrez Solano va a ser el mismo muchacho que antes. Tengo casos que después de varios años recobran una función. En este momento su espasticidad [se refiere a los músculos tensos y rígidos] está mejorando.

¿La forma como se alimentaba ha cambiado y de ahí la ganancia de peso que usted refiere?

—Al inicio, su alimentación se daba solamente por vía intravenosa [nutrición parenteral]; en el Instituto de Neurología lograron ir eliminando la alimentación por la vena [suero con proteínas], lo cual era necesario, porque evita infecciones. Ahora se alimenta con los llamados purés especiales como para niños y, por supuesto, está bajo el cuidado de un especialista en nutrición. Por ahora no puede masticar, se está alimentando por su estómago [gastrostomía], y esto es muy bueno porque elimina infecciones que pueden darse por la alimentación vía endovenosa. Estos pacientes tienen riesgos de infecciones a repetición, tanto pulmonares como uriunarias, están en riesgo de infectarse y morir.

¿Qué significa, a nivel médico, el que esté utilizando una silla de ruedas?

—Es un avance, porque él estaba acostado, mejoraron con esto inclusive los mecanismos de control de la presión arterial. El Instituto Nacional de Rehabilitación ha logrado que Aldo pueda salir hacia áreas con sol. En ambos institutos han trabajado de un modo muy eficaz con Gutiérrez Solano, de otra manera él hubiera muerto. En un futuro lejano podemos pensar que viva con su familia en una casa donde los parientes lo saquen a áreas soleadas en su silla de ruedas.

La idea ahora, en un futuro no inmediato, es ir creando las condiciones para poder irse a la zona donde la familia vive, pero hay que crear las condiciones en una casa, en una habitación, porque el no puede ir hacia la casa en la que antes vivía en Guerrero.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas está trabajando en diseñar una casa donde tenga su cuarto, con una cama y baños especiales, porque es un paciente totalmente discapacitado. Se requerirá rampas, no puede haber escaleras, un tipo de ventilación especial, atención de enfermería, y rehabilitación.

En el Instituto Nacional de Rehabilitación, los ingenieros discutieron con nosotros para ver como sería arquitectónicamente ese lugar para Aldo Gutiérrez Solano en su casa. Esto, por supuesto, conllevará gastos del gobierno mexicano. Será una casa de alta complejidad.

¿Porqué no puede permanecer bajo los cuidados de un hospital, en este caso en el Instituto Nacional de Rehabilitación?

—Las instituciones médicas no pueden tener a una persona de por vida, porque desde el punto de vista humano estas camas deben ser ocupadas por otros pacientes que lo requieran, además, la tendencia debe ser siempre tratar de llevar al paciente a las condiciones más cercanas al lugar donde vivió. Eso es lo lógico. Un hospital no es el mejor lugar para estos pacientes.

Aldo Gutiérrez Solano es un paciente crónico, de larga evolución, tiene el peligro que llegue al hospital otro paciente, por ejemplo, con neumonía, y lo infecte. Hay que crear las condiciones en su casa. En estos casos, los familiares se van haciendo los enfermeros y participan directamente en la rehabilitación y en muchas ocasiones reemplazan a los enfermeros.

¿Cuál ha sido su desafío como neurólogo ante este caso?

—Uno de mis campos de investigación se centra en buscar formas de neurorehabilitación para estos severos trastornos de la conciencia, de la recuperación de algunas funciones. La neurorehabilitación es la reparación de las funciones del sistema nervioso. Parecen casos imposibles, pero se pueden recuperar en un porcentaje muy bajo. Hasta este momento, la recuperación de Aldo Gutiérrez Solano va a ser muy difícil por improbable, pero no imposible. Esto es un proceso largo, conlleva mucha atención médica de rehabilitación, pero seguiremos luchando por él. Uno como médico nunca puede derrumbarse, pero no quiero que esto se tome como un canto de optimismo en el sentido de que Aldo va a salir la semana que viene jugando fútbol. Tengo casos en que después de años el paciente recupera una función.

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