El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) reconoció que "la reforma educativa y en particular las evaluaciones docentes son perfectibles. Su diseño institucional requiere de la articulación de todos los actores implicados" y acordó con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que analizará reformular algunos de sus elementos para corregir las “irregularidades e inconsistencias” planteadas por la representación magisterial.

El lunes por la mañana se reunieron en las instalaciones del Instituto, la presidenta del Consejo del INEE Sylvia Schmelkes del Valle, y los consejeros Teresa Bracho González, Gilberto Guevara Niebla y Eduardo Backhoff Escudero; por el Sindicato, María Antonieta García Lascurain, coordinadora del Consejo de Relaciones Internacionales y Jorge Alfaro Rivera, presidente de la Fundación SINADEP.

Entre estas “irregularidades” se identificaron errores en las notificaciones para quienes debían presentarse a la valoración, falta de evaluadores profesionales, inequidad en los procesos, tiempo insuficiente para la presentación de evidencias y fallas de comunicación “que provocaron incertidumbre en los docentes (...) las limitantes del tiempo, las dimensiones y la diversidad del sistema educativo generaron un déficit en la primera etapa de la evaluación”.

En la reunión, el Sindicato reclamó que si bien no fue diseñada para ser punitiva, la evaluación del desempeño para la permanencia en el servicio profesional docente tiene  irregularidades e inconsistencias en su planeación y aplicación. El Sindicato cuestionó el funcionamiento de los diferentes mecanismos establecidos en la Ley del Servicio Profesional Docente para dar acompañamiento a los maestros: el sistema de tutorías, de formación continua y de atención técnica a la escuela; fallas que “dejan en entredicho el objetivo superior de la evaluación: mejorar el desempeño profesional de los docentes”.

Ante estos reclamos, la Junta de Gobierno del INEE aceptó   establecer un grupo de trabajo para analizar las propuestas para mejorar la relevancia y pertinencia de los instrumentos; la conveniencia de incluir otros instrumentos como parte de una evaluación externa; y la necesidad de comunicación transparente a los docentes sobre la evaluación.

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