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El obispo auxiliar de Puebla, Eugenio Lira Rugarcía, no fue ratificado para un segundo periodo al frente de la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para el periodo 2016-2018, en su lugar fue designado el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso Gerardo Miranda.

Durante la 101 Asamblea Plenaria de la CEM, realizada en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, que concluirá el viernes próximo, los más de 100 obispos de todo el país realizaron las votaciones para la conformación del Consejo de Presidencia, el cual quedó de la siguiente manera:

El arzobispo de Guadalajara, el cardenal Francisco Robles Ortega, en la presidencia del órgano; fue reelegido el obispo de Zamora, Javier Navarro Rodríguez, en la vicepresidencia; el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, como tesorero general, y el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso Miranda, en la Secretaría General.

Carlos Garfias, arzobispo de Acapulco, fue reelegido como Primer Vocal y el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega, en el puesto de Segundo Vocal.

La estructura del Consejo de Presidencia quedó conformada prácticamente de la misma manera a excepción de la salida de Lira Rugarcía de la Secretaría General, y el nombramiento de Ramón Castro, obispo de Cuernavaca, como tesorero general, quien sustituye a Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, obispo de Ecatepec, puesto que no podía ser reelegido por haber concluido su segundo periodo.

Lira Rugarcía quedó fuera en la primera votación, en la elección para ver si continuaba en el cargo de secretario general para el trienio 2015-2018, y fue elegido en ese puesto por unanimidad el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso Gerardo Miranda Guardiola.

La votación no favorable para Lira, de acuerdo con fuentes eclesiásticas consultadas, se debió a la molestia e inconformidad de varios obispos por el excesivo protagonismo del prelado, su prepotencia y falta de sensibilidad.

Desde la asamblea anterior, donde se dio una evaluación, le expresaron que no estaban de acuerdo con su proceder y se comprometió a mejorar.

Pero llegó el viaje del papa Francisco a México en febrero pasado y el protagonismo de Lira creció, al ser coordinador general de la visita.

Lo que más irritó a los miembros de la CEM, principalmente en los estados visitados por el papa Francisco, fue el manejo del boletaje por parte de Lira, obispo auxiliar de Puebla, en el que hubo muchos problemas. Incluso en algunos actos no asistió la gente esperada y los eventos no tuvieron brillo.

El obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Felipe Arizmendi lamentó luego de la visita de Francisco que más de 10 mil indígenas y mestizos de comunidades y cabeceras municipales no hayan entrado donde se celebró la misa. Dijo desconocer si el impedimento se debió “a la desorganización del Estado Mayor Presidencial, de quien dependió el ingreso o hubo otras intenciones perversas y excluyentes...”.

En el editorial del semanario católico Desde la Fe, que edita la Arquidiócesis de México, se criticó la desorganización que prevaleció en la logística. Acusó que “pocas manos concentraron demasiadas funciones poniendo en riesgo la efectiva preparación y diligente cuidado que debería haber correspondido a cada una de las diócesis visitadas por el Papa”. De ahí que se confirmó la mala relación que tenía con el cardenal Norberto Rivera Carrera.

A Lira Rugarcía se le señala como el principal informante al Vaticano, en sus continuos viajes con motivo de la visita de Jorge Mario Bergoglio, de las supuestas irregularidades de varios obispos y arzobispos, lo que motivó la llamada de atención o el “regaño” del Papa en la Catedral Metropolitana , un día después de su llegada al territorio nacional, en febrero pasado.

Eugenio Lira quedó fuera del Consejo de la Presidencia de la CEM en medio de algunos comentarios en el interior de esa conferencia de que la presidencia a cargo del cardenal Francisco Robles Ortega lo dejó y no hubo un control respecto a su protagonismo.

De ahí, que la continuidad de la presidencia ayer no fue por mayoría absoluta, es decir, que Francisco Robles apenas alcanzó la reelección, lo cual, según las fuentes consultadas, refleja la inconformidad, y aunque para algunos pareciera extraño el cardenal Norberto Rivera se inclinó por esa reelección, pero no así por la de Lira.

Ha sido común en estos procesos que el presidente sea ratificado para un segundo periodo, pero los dos candidatos: Robles Ortega y el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera, estuvieron casi empatados.

Esto llevó al cardenal Robles Ortega a plantear su renuncia al cargo al ver que no tenía el apoyo absoluto, pero la asamblea no se lo permitió y le dieron la oportunidad de mejorar su trabajo.

Algunos obispos consideran que si bien hay un presidente y un vicepresidente de la CEM, Javier Navarro, no ha habido plena presencia de estos, quienes tendrán la tarea de consolidar la unidad de los obispos como se los dejó de tarea el Papa, ante la división que se ha generado.

En un amplio mensaje ante los purpurados, el nuncio apostólico Christophe Pierre les dijo que “la visita del Papa a México ha sido un gran servicio a la Iglesia y a todo el pueblo mexicano. Ahora habría que preguntarnos si esto logró dejar motivaciones para trabajar en la edificación de una Iglesia más organizada y unida, más vigorosa, más evangelizada y evangelizadora, más en comunión y para la comunión”.

Subrayó, al encontrarse con los sacerdotes, consagrados y seminarista, que “el papa Francisco no vino a solucionar nuestros problemas, sino a motivarnos para que asumiéramos nuestra propia responsabilidad. Los problemas están allí. Y la actitud más grave es la resignación, el abatimiento, el sentido de impotencia o indiferencia, que lleva a dejar de luchar para cambiar nuestra realidad”.

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