Patrimonio es un referente simbólico, afirma experta

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El valor material o económico que podría tener un monumento arqueológico, edificio histórico o artístico, es imposible de estimar debido a su carácter intrínseco y simbólico.

“Al patrimonio no se le puede dar un valor de cambio, no se le puede ver en términos económicos porque simboliza muchas cosas; los edificios históricos son referentes que marcan nuestra identidad y memoria”, señala la experta Graciela Mota, presidenta del Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), organismo consultivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El valor de un edificio histórico como la Catedral Metropolitana, el Palacio de Gobierno o Palacio Nacional, va mas allá de su contenido, forma estética o ubicación física y contextual, comenta la especialista.

Dotan de identidad. “Los edificios históricos simbolizan muchas cosas. Son un referente simbólico que tiene que ver con una manera de pensar, con un momento histórico que nos precede y que debemos conservar. Son elementos que nos dan identidad”, explica Mota Botello.

“Los valuadores pueden tener una serie de criterios para ponerle precio a un edificio histórico o artístico, como que esté ubicado en un determinado lugar, pero esa es una cuestión de uso de suelo y de especulación. Hay otro factor que es mucho más importante: el valor simbólico.

“Un edificio histórico marca una época, un estilo, una memoria de la nación. Si condenamos al olvido esos referentes, no tenemos elementos para el diálogo con nuestra historia”, añade la experta.

“Los grandes monumentos como la Catedral, Palacio Nacional o el Templo Mayor forman parte de nosotros mismos, algo que nos precede y que nos permite ver hacia dónde vamos.

“Es imposible ponerle precio a un monumento. Aunque le pusieran el monto que quisieran, no importa, no tiene valor de cambio, no es intercambiable. Un edificio histórico no sólo vale 50 millones de euros o dólares; no podemos, por ejemplo, ponerle precio al Taj Mahal o la Alhambra. El tema va mucho más allá del asunto turístico y de la especulación”, señala Mota Botello.