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Existe la tentación natural del Estado o de algunas otras instancias para inmiscuirse en el gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura el ex rector (1981-1984) de la máxima casa de estudios, Octavio Rivero Serrano.

Relata que durante los años que estuvo en la rectoría siempre percibió intereses de fuera para tratar de intervenir en asuntos universitarios.

“En diversas ocasiones tuve que tomar decisiones para defender la autonomía de la Universidad contra la intervención de agentes externos, ya fueran grupos políticos o funcionarios del Estado”, indica el médico.

En entrevista con EL UNIVERSAL, señala que los retos que enfrenta la institución son crecer en la investigación de los problemas del país.

¿Cuáles son los desafíos de la UNAM para este siglo XXI?

—Seguir creciendo en la investigación de los problemas fundamentales del país, porque la UNAM fue fundada justamente para estudiar los problemas del país y hacer la investigación necesaria, estudios y enseñanzas con relación a poder contender con los problemas de crecimiento. Los problemas del país, desde hace mucho tiempo, son la sobrepoblación y la pobreza, estos son dos fenómenos ligados porque mientras haya sobrepoblación sin control es muy difícil que no haya pobreza. Se deben seguir estudiando los problemas y encontrar propuestas.

¿Para enfrentar los desafíos se necesita un liderazgo específico para concretarlos?

—La UNAM ha sido la líder del crecimiento en el país, no puede entenderse el crecimiento del país sin entender lo que es, hay universidades muy importantes en el mundo, la Sorbona [París, Francia], o en Estados Unidos, pero no representa para su país lo que representa ésta para México, del que no se puede concebir su crecimiento sin la Universidad Nacional Autónoma de México.

El perfil de quien la dirija es de una gente que entienda muy bien cuáles son los problemas del país y, en segundo lugar, que comprenda muy bien todos los recursos que la Universidad tiene desde el punto de vista de investigación, de extensión de la cultura nacional y educativo.

La principal obligación de la Universidad son sus alumnos, pero además, dado su carácter, es muy importante lo que realiza a nivel de investigación y extensión de la cultura.

¿Cuál es el papel de la UNAM en el ámbito educativo nacional?

—Es una de las grandes universidades del país, no es la única, hay otras importantes, pero la característica fundamental de esta Universidad es que es pública, autónoma y laica. Tiene un papel importante porque significa, dado que la gratuidad en ella es absoluta, representa una gran posibilidad de movilización social porque pueden estudiar los hijos de trabajadores de clase humilde porque no les cuesta el estudio.

¿Tiene que crecer en número de estudiantes?

—No. Yo creo que no debe crecer, el país debe abrir otras universidades, todas las que se necesiten para atender las necesidades en el nivel medio superior, profesional y posgrado.

¿Qué es lo que necesita preservar la UNAM?

—Debe seguir obteniendo la cantidad de dinero suficiente del erario público para poder sostenerse. Desde el momento en que el Estado definió que la Universidad Nacional era autónoma, determinó autonomía en la decisión de su trabajo, pero se comprometió desde entonces a sostenerla. La Universidad Nacional Autónoma de México necesita los recursos económicos para su sostenimiento. Uno de los problemas fundamentales desde hace un siglo, ha sido la educación y el dinero que destina el Estado para la misma, así como para la salud, es bien empleado y redituable para el país.

¿La cantidad de estudiantes que atiende no demerita la calidad?

—Ha sido una Universidad muy grande desde hace 30 años. En las encuestas internacionales se le señala como una de las mejores, demuestra que es una de las más importantes, no sólo de América Latina sino del mundo.

¿Qué responsabilidad tiene la Junta de Gobierno en este proceso?

—Siempre ha respondido bien. En el transcurso de los últimos 70 años demuestra que siempre ha sabido escoger bien el académico que el momento actual del país necesitaba para desarrollarse. La Ley Orgánica marca muy claramente cuál es el mecanismo para la elección de funcionarios de la Universidad. La Junta cada vez que elige rector tiene un compromiso importante con la UNAM, la comunidad y con el país.

¿Observa que puede haber polarización en este proceso?

No es la elección de un alcalde, es una elección en donde predomina el interés académico sobre cualquier otro.

¿Qué desafíos se miran al llegar a la rectoría?

—Durante los años que estuve de rector siempre hubo intereses de fuera para tratar de inmiscuirse en el gobierno de la UNAM y en diversas ocasiones tuve que tomar decisiones para defender la autonomía contra la intervención de agentes externos, ya fueran grupos políticos o funcionarios del Estado.

¿Las injerencias por parte del Estado o de algunas otras instancias es una constante que permanece?

—Es una tentación natural y se logra solventar defendiendo la autonomía, no dejando intervenir opiniones externas en el manejo de la UNAM. Cuando estuvo en mis manos la Universidad, lo hice a través de diálogo y de impedir que se tomaran atribuciones para incidir en la vida de la institución. También con posturas firmes y necesarias para defenderla.

¿En la elección de un rector hay posibilidad de que haya un candidato del gobierno federal?

—No creo, el gobierno federal siempre ha sido cuidadoso de no intervenir en las decisiones de la Junta de Gobierno, no sé si el Estado mexicano haya tenido en alguna ocasión la preferencia por algún candidato, pero las decisiones siempre han sido de la Junta de Gobierno y no veo posible injerencia.

¿La autonomía de la Universidad se ha mal entendido?

— Hay que entender que autonomía no es extraterritorialidad y estar fuera de la ley, sino la autonomía en el manejo de los recursos que el Estado le provee para definir sus planes académicos. Si aquí dentro de la Universidad en cualquiera de sus campus hay un delito, hay que perseguirlo como en cualquier otro lugar.

—¿Cómo se puede enfrentar la toma del auditorio Che Guevara o Justo Sierra?

—Pienso que es un problema latente, que no es tan grave ni tan importante, porque es un pequeño foquito de problema localizado, que no creo que tenga demasiada importancia frente a otros grandes retos.

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