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Existe el riesgo que la Estrategia Nacional de Calidad del Aire (ENCA) quede en letra muerta de no adoptarse los mecanismos de seguimiento para su implementación, por lo que la sociedad civil debe exigir el cumplimiento de este instrumento, coincidieron especialistas.

Stephan Brodziak, coordinador de la campaña de aire limpio de El Poder del Consumidor, comentó que teóricamente la ENCA abarca todos los puntos para atender de manera integral el problema de la contaminación; sin embargo, el reto de este instrumento se encuentra en su implementación y en la exigencia que haga la sociedad civil para que las autoridades cumplan con las 69 acciones que establece ese instrumento.

“Esperamos que la ENCA sirva de palanca para que los gobiernos locales cumplan con establecer sistemas de monitores que sean confiables para que podamos contar con las bases para el control de las emisiones, el ordenamiento territorial y la coordinación entre dependencias. El reto está en su implementación, pero existe el riesgo de que algunos aspectos queden en letra muerta, sobre todo aquellos que tienen que ver con una legislación mas exigente en las industrias”, indicó.

Comentó que, aunque hay una preocupación creciente de los gobiernos locales por contar con un transporte público más sustentable, la ENCA no aborda la desincentivación del automóvil mediante el desarrollo de sistemas integrados de transporte público.

Destacó que pese a que se realiza una labor de hacer más exigentes las medidas relacionadas con la calidad del aire, como la actualización de la norma sobre los niveles máximos de ozono de 2014 o la de emisiones de dióxido de azufre, todavía hay sectores en los que falta regulación, como en el transporte pesado, para controlar sus contaminantes.

Indicó que el papel de la sociedad civil es fundamental para la implementación de esta estrategia, no sólo al exigir resultados, sino también aportando cada uno desde sus posibilidades para reducir la polución. “No dejemos todo el peso a los gobiernos, este es un problema en el que todos debemos involucrarnos con acciones como dejar de usar el auto”, insistió.

Para Areli Carreón, asesora de movilidad de Greenpeace, la ENCA establece metas “muy ambiciosas” para reducir en 2030 los contaminantes a los niveles fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS); sin embargo, “no queda claro cómo se va a cumplir con esa meta”, y advirtió que los recursos para la implementación de este instrumento deben ser etiquetados de manera específica.

Coincidió en que la desincentivación del automóvil no está presente en la ENCA, lo cual representa un punto imprescindible para disminuir los niveles de contaminación, puesto que el sector transporte es el principal generador de gases de efecto invernadero.

Indicó que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes continúa destinando grandes presupuestos a la construcción de autopistas, lo cual propicia el uso de los vehículos.

“No está nada claro cómo le vamos a hacer institucional y estructuralmente en todos los niveles de gobierno para prevenir lo que realmente está produciendo esta contaminación. En todas las grandes ciudades mexicanas el principal generador de gases de efecto invernadero es el sector transporte y se requiere tener muy claro cómo le vamos a hacer y dónde está el presupuesto para ello”, dijo.

Aseguró que se necesita pasar “del terreno de lo discursivo a la acción, bajar ese discurso a la realidad, y para eso se requiere de presupuesto”.

Indicó que se debe instalar un fondo con recursos suficientes para la construcción de transporte público eléctrico. “Necesitamos transporte público de calidad. Mientras no se destinen recursos suficientes y mejor etiquetados no se van a alcanzar las metas”, advirtió.

Graciela Raga, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, calificó a la ENCA como “un buen primer paso” dado que se trata de un instrumento a nivel nacional; sin embargo, indicó que es necesario establecer mecanismos de seguimiento y rendición de cuentas que impongan multas y sanciones tanto a empresas como a gobiernos locales para asegurar el cumplimiento de las 69 acciones que abarca la estrategia.

Consideró que es un hecho “trascendental” el que la estrategia sea de carácter nacional, dado que 80% de la población vive en zonas urbanas, por lo que es importante que todos los estados del país cuenten con su propia estrategia para mejorar la calidad del aire, en especial en aquellas ciudades en las que se está incrementando el número de habitantes, como Mérida, Yucatán.

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