El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, felicitó de mano a cada uno de los 172 graduados. Bajó del podio de honor y caminó hasta las gradas del patio, en la Escuela Militar de Clases de Sanidad, donde estaban los papás, mamás, esposas, hijos y hermanos de los soldados que ayer ascendieron al rango de sargento primero y segundo, entre ellos 36 mujeres.

“¡Felicidades por sus graduados!”, gritó el General para que todos pudieran escucharlo. “Gracias por acompañarlos, hay que seguir impulsándolos”. Pidió al público y se despidió de los civiles que lo veían con profunda admiración y respeto, enseñando la palma de la mano.

En las filas había personas con discapacidad, en sillas de ruedas, las mujeres vestían zapatos de tacón y vestido de fiesta, rojo, de flores, azul, algunos abuelitos llevaban sombrero estilo vaquero, los bebés lloraban, y los niños miraban con atención la solemnidad del evento. Cuando Cienfuegos Zepeda se fue, la escolta guardó la bandera en un acto en un acto muy respetuoso, y todos los civiles pudieron ir al patio.

Los soldados buscaban con la mirada a sus familiares quienes se fundían en un fuerte abrazo y muchos besos. Todo era alegría a pesar del fuerte sol que caía a plomo y quemaba la piel.

“Me ganaron las lágrimas, siento mucha emoción y mucho orgullo, estoy muy contento de que mi familia venga a verme y apoyarme, como siempre. (Estudiar en escuela militar) es complicado, no es fácil, no cualquiera lo hace, hay que tener el valor y enfrentar todo lo que sea, sientes bonito, enfrentarlo y lograrlo”, subrayó Rafael Ruiz Fragoso, sargento segundo de sanidad, quien aconsejó a los jóvenes seguir adelante, nunca bajar los brazos, siempre avanzar.

El logro es que empezó desde abajo, como soldado raso, y en estos últimos años ascendió dos niveles, lo que significa que duplicó su sueldo; de seguir estudiando podrá alcanzar un grado de oficial, con poder de mando, y más beneficios.

Nora Angélica Fragoso Acosta es su mamá. Lo veía con ternura y lo escuchaba conmovida, estrechaba sus manos sudorosas y levantó sus anteojos para secarse una lágrima que escurría por su mejilla izquierda.

“Estoy muy agradecida con el Ejército, disciplina, valores y valentía. Estamos súper orgullosos de su corazón noble, de lo que ha logrado, satisfechos y agradecidos con Dios, es mi segundo hijo, tengo tres, y son buenos hijos, buenos mexicanos. Es un orgullo que mi hijo forme parte de las Fuerzas Armadas, siempre lo hemos impulsado”, expresó Fragoso Acosta,

Los graduados son técnicos con nivel bachillerato quienes culminaron sus estudios para trabajar como asistente de enfermería, de sanidad, en consultorio dental e inhaloterapia.

Podrán dar ayuda adecuada a quienes resulten heridos en las actividades del Ejército, en laboratorio o en campaña, en ambulancia o centros médicos castrenses.

“Estoy contento por el logro obtenido, por el apoyo de mi familia, por tenerla aquí presente, por haber venido a ver el reconocimiento del esfuerzo hecho en esta escuela, fueron dos años. Lo que más pesa son los desvelos, estudiaba hasta las 12 o 2 de mañana para levantarme a las 5 o 4 y media de la mañana y poder aprobar satisfactoriamente las materias.

“Las aulas tienen lo último en tecnología y en su mayoría, todo el personal se esfuerza al máximo, físicamente y culturalmente”, relató Gilberto Fernando Molina Molina, sargento primero de sanidad, quien vistió a su hijo de 16 meses de edad, con uniforme de soldado, orgulloso de su trabajo y con la ilusión de que él siga los pasos de su papá: hacer carrera militar.

Él es de Nayarit, pero se dio de alta en el Ejército, en Chiapas, donde conoció a su esposa, Sucel Mayorga, odontóloga de profesión. Ella estaba muy contenta y pidió a Dios para que su pareja siga adelante. “Lo seguiré apoyando”, aseguró.

Horas antes, también se graduaron 175 estudiantes de nivel maestría y especialidad, de la Escuela Militar de Graduados, médicos que entre sus funciones deberán ayudar a la población cuando se active el Plan DN-III-E, y darán atención al personal castrense y sus derecho habientes en las unidades operativas distribuidas en el País.

Cienfuegos Zepeda y el secretario de Marina-Armada de México, Vidal Francisco Soberón Sanz, entregaron los reconocimientos a cada uno de estos, en el Centro Militar de Ciencias de la Salud. Se trata de 129 elementos de la Defensa, entre ellos hay 66 mujeres; siete a la Marina-Armada, 2 son mujeres, y 4 becarios extranjeros representantes de Ejércitos de países amigos, además de 15 civiles.

“Hice una maestría en investigación en ciencias biomédicas con especialidad en morfología, con duración de dos años. Me siento feliz de haber alcanzado un logró más en mi escala profesional y formar parte de esta experiencia educativa en el plantel”, aseguró la teniente Neida Cecilia Rivera Ávila, de República de Ecuador.

Las maestrías que se impartieron son en Ciencias Biomédicas área biología molecular, en área fármaco biología, fisiología, inmunología, morfología, medicina forense y salud pública.

“(Lo que más aprecio) fue la hermandad que existe entre el ejército guatemalteco y el ejército mexicano y la fraternidad entre ambos países, sobre todo, la oportunidad que se nos brinda de especializarnos aquí y se va a transmitir el conocimiento a nuestros compatriotas”, enfatizó el Mayor, médico cirujano, Ricardo Aguilar Oliva, becario de Guatemala.

Cada uno deberá reintegrarse a sus funciones, después de un descanso, y seguir estudiando para buscar el siguiente ascenso y mejor sueldo.

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