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A tan sólo unos metros del Presidente de la República se encuentra siempre un médico, que lo sigue en México y en el mundo, con la misión de darle primeros auxilios, en caso de una emergencia, y coordinar la atención que se requiera, con base en los protocolos de seguridad del Estado Mayor Presidencial (EMP).

Un médico con un bisturí es suficiente para la reacción inmediata y, sin embargo, el responsable de la salud del mandatario lleva consigo un maletín con instrumental, materiales quirúrgicos y medicamentos. Lo mínimo necesario para improvisar un quirófano.

Las disposiciones incluyen una ambulancia en el convoy presidencial, y en su interior debe contar con sangre del tipo del jefe del Ejecutivo en turno. Si lleva a cabo una gira de trabajo, de manera previa se debe asignar un hospital, para brindarle atención, con un quirófano disponible y con disponibilidad de su tipo sanguíneo en el banco de sangre. El dispositivo de seguridad incluye el trazado previo de rutas alternas para llegar a la clínica en cuestión.

La cadena de disposiciones para una urgencia considera también la oportunidad de brindarle atención al jefe del Estado a bordo del TP-01, el avión Presidente Juárez, que puede ser habilitado en su parte delantera como quirófano. Sus sobrecargos están capacitadas para brindar apoyo de técnico de enfermería.

Para urgencias médicas del Presidente está el Hospital Central Militar, con equipo necesario y los especialistas mejor calificados de las fuerzas armadas. El médico del mandatario debe dar seguimiento a su estado de salud, con chequeos cotidianos.

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