Madrid.— España avanza hacia la formación de un gobierno desde que Mariano Rajoy se deshizo, a principios de octubre, de la oposición de Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista (PSOE), derribado por una rebelión interna cuando intentaba cerrar una alianza con la izquierda de Podemos.

La gestora que dirige el PSOE dio ayer nuevos signos de que se abstendrá en la investidura de Rajoy y permitirá que sea presidente antes del fin de mes. La única, pero muy oscura, nube que ensombrece sus posibilidades de gobernar son los procesos judiciales que revelan el grado de corrupción en su partido.

Fernando Correa, presunto cabeza de la trama Gürtel, se ha convertido en un arma en manos de los diputados socialistas contrarios a apoyar a Rajoy. En su reciente declaración judicial, el empresario ha descrito al PP como una máquina de ganar dinero ilegal.

“Ningún partido quiere que se le asocie con el PP y esas prácticas. Si no fuera por estos casos, Rajoy gobernaría ya”, explica Fernando Jiménez Sánchez, profesor de ciencia política en la Universidad de Murcia y experto del Grupo de Estados Contra la Corrupción (GRECO) del Consejo de Europa. “El PP podría haber trabajado su imagen de renovación cambiando de líder, pero se niega. Si se mantiene fuerte es porque los votantes temen al aventurismo de otros partidos”, explica.

La vicepresidenta en funciones y mano derecha de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, ha pedido que Gürtel “no influya” en la investidura. Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE y partidario de dejar gobernar al PP, también ha declarado que no se debe utilizar esta trama corrupta para “construir una barricada”, que “impida hablar con los malos” del PP.

Sin embargo, ni los militantes socialistas ni muchos analistas comparten esta lectura. “La investidura de Rajoy ha entrado en colapso, entendiendo por tal la segunda acepción del término: brusca disminución de posibilidades”, explica el periodista político José Antonio Zarzalejos: “La declaración de Correa alienta a los sectores del PSOE que creen que no es moral darle el poder a un partido que no asume responsabilidades por la corrupción. El PSOE se puede dividir y favorecer sobre todo una ruptura con el PSC, su rama en Cataluña. Eso podría frenar la investidura, o ésta podría salir adelante en unas condiciones de gobernabilidad que sean un calvario para el PP”.

Gürtel no es, además, el único gran juicio en estos días. También se juzgan los abusos de la cúpula económica del PP en Bankia (antigua Caja de Madrid), que fue rescatada con dinero público. Los escándalos por abuso de poder no se limitan a la esfera económica. El Parlamento reprobó ayer, con la oposición del PP, al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, por utilizar a la policía para perseguir a adversarios políticos.

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