Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofrece a los países de Europa del este energía barata (gas) para cortar su dependencia de Rusia, Moscú trabaja para colocarse a la vanguardia en materia de producción de energía nuclear y consolidarse como una potencia en su desarrollo, producción y exportación a nivel internacional.

La corporación estatal de Energía Atómica (ROSATOM) se ha convertido en líder en el mercado mundial de tecnología nuclear. Actualmente opera 35 plantas en territorio ruso y tiene la capacidad de trabajar, de manera simultánea, en otros 34 proyectos de construcción —en diferentes etapas— en países de Europa, sureste asiático, África del norte y Medio Oriente.

Rusia vende al mundo una experiencia de 70 años de diseño, construcción y operación de plantas de energía nuclear e investigación para fines médicos e industriales.

Parecen tener la respuesta para cada problema del mundo actual. Mientras EU da la espalda al Acuerdo de París contra el cambio climático, Moscú posiciona a la energía nuclear como una alternativa real que permitirá a los países reducir sus emisiones de carbono. Ante el grave problema de la escasez de agua potable, propone plantas de energía nuclear que también tienen la capacidad para desalinizar el agua.

Si el problema es abastecer localidades lejanas en condiciones extremas, propone una planta de energía nuclear flotante. Ante la enorme preocupación sobre qué hacer con los residuos, Rusia responde con proyectos de reciclaje de petróleo radiactivo, y si el problema es la seguridad, han desarrollado un sistema “pasivo” —a partir de la experiencia de Fukushima en 2011— que permite apagar los sistemas de una planta sin que se requiera la presencia humana ni electricidad.

A sus socios les ofrece desde el proyecto de diseño de infraestructura, pasando por la construcción de plantas, el entrenamiento de personal, la operación, combustible y mantenimiento, hasta el desmantelamiento de las plantas, una vez que cumplieron su vida útil. Algo que ofrece también al mercado europeo, al cual brinda esquemas para extender la vida útil de sus centrales nucleares existentes.

En Latinoameríca ha firmado con Bolivia acuerdos de intercambio en el área de educación, y en Paraguay hay proyectos sobre la aplicación de la tecnología de la radiación y su aplicación en sectores de la salud y alimentos.

Son claros al demostrar que su objetivo es conquistar el mercado internacional y, de acuerdo con sus estimaciones, planean que para el año 2030 65% de los contratos de ROSATOM sean proyectos en el extranjero. Tan sólo su división dedicada a la generación de energía eléctrica (Rosenergoatom) tiene como objetivo consolidarse en una compañía de alcance global en los próximos 13 años.

Para lograrlo ha desarrollado proyectos como su Planta de Energía Nuclear Flotante (Floating Nuclear Power Plant, FNPP) que actualmente construye en San Petersburgo en la carcasa de un buque rompehielos y su primer modelo será utilizado para abastecer de energía una población en condiciones extremas, localizada en la región nororiental de Siberia, muy cerca del Estrecho de Bering.

La FNPP contará con dos reactores KLT-40S y podrá generar 70 megavatios (MV), lo que permitirá abastecer de calefacción a una población de 100 mil habitantes, electricidad para 250 mil casas, con una vida útil de 40 años. Esta planta podrá ser transportada a cualquier parte del mundo, pero requiere ser remolcada ya que no cuenta con una propulsión autónoma, explicaron a EL UNIVERSAL, fuentes de ROSATOM.

Este proyecto, que está en construcción y tendrá una segunda versión que incluirá una planta desalinizadora de agua, ya ha llamado la atención de países de Asia, Medio Oriente y Sudamérica, particularmente Indonesia que, dada su geografía, considera una planta nuclear de generación de energía de este tipo como un proyecto viable para sus islas, aseguró la misma fuente.

Pero eso no es todo, Rusia está pensando en todas las aplicaciones que puede tener la energía nuclear, para lo cual promueve Centros de Ciencia y Tecnología Nuclear, a través de los cuales construye reactores de investigación, los cuales permiten utilizar las radiaciones producidas como herramienta para la investigación en los campos de la salud, educación, industria y agricultura. La apuesta de Rusia por convertirse en líder en la generación de energía a nivel mundial es seria y está en marcha.

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