Una protesta en el centro de Kabul se tornó violenta ayer cuando la policía disparó contra manifestantes que arrojaban rocas y exigían una mayor seguridad en la capital afgana, luego de que un potente atentado con un camión bomba matara a 90 personas el miércoles. En el enfrentamiento varios manifestantes fallecieron y algunos policías resultaron heridos, de acuerdo con las autoridades.

Más de mil personas marcharon en protesta por las muertes registradas en el atentado del miércoles —que no ha sido reivindicado aún—, que también dejó cerca de 450 heridos. Fue uno de los peores ataques de extremistas desde la disminución de fuerzas extranjeras en 2014 y aumentó las dudas sobre la capacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos luego de aproximadamente 16 años de guerra con los insurgentes.

La policía disparó —inicialmente al aire a manera de advertencia— contra cerca de un centenar de manifestantes que se dirigían hacia ellos, algunos lanzando piedras. Cuando los manifestantes trataron de acercarse al palacio presidencial, los policías emplearon cañones de agua y posteriormente gas lacrimógeno. Abdul Hafiz Mansur, un integrante del Parlamento de Kabul, indicó que ocho personas murieron baleadas por la policía. Sin embargo, el general Hassan Shah Froogh, jefe de la policía de Kabul, dijo que dos manifestantes murieron y 25 policías fueron heridos por rocas lanzadas durante las protestas. Añadió que algunos manifestantes portaban armas y dispararon hacia los policías. De acuerdo con el jefe policial, cuatro personas armadas fueron arrestadas.

Los participantes en la protesta mostraron imágenes de la destrucción causada por el camión-bomba y de los líderes del gobierno. El comerciante Mohammad Anwar dijo que cuatro miembros de su familia fallecieron en el ataque y demandó un cambio de gobierno. “Pedimos al presidente Mohammad Ashraf Ghani que dimita”, comentó. Los disconformes reclamaron además la renuncia del presidente ejecutivo, Abdullah Abdullah. La mayoría de las víctimas del atentado del miércoles eran civiles, entre ellos mujeres y niños, afirmaron funcionarios. Pero entre los muertos se encuentran además guardias de seguridad afganos de las instalaciones, que incluyen la Embajada de Estados Unidos.

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