El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó ayer su completa confianza en que tendrá éxito en alcanzar el acuerdo más difícil del mundo: la paz entre Israel y Palestina.

Ante el presidente palestino, Mah-mud Abbas, de visita oficial en Wa-shington, Trump se ofreció a ser el “mediador, árbitro o facilitador” de las conversaciones para alcanzar un cese de hostilidades definitivo.

Sin embargo, el acuerdo deberá llegar de la “voluntad” de las partes, y el magnate se comprometió a que Estados Unidos “no impondrá” sus condiciones. “Los palestinos e israelíes deben trabajar conjuntamente para llegar a un convenio que permita a ambos pueblos vivir, orar y prosperar en paz”, pidió.

“Lo vamos a conseguir”, prometió Donald Trump.

Terminar con el conflicto entre israelíes y palestinos fue uno de los ejes de la campaña electoral de Trump, y al frente de la cruzada colocó a su yerno, el judío ortodoxo Jared Kushner, amigo íntimo del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y quien en el pasado donó grandes cantidades de dinero a los asentamientos judíos en territorio palestino.

El optimismo del mandatario sobre el asunto es desbordante, casi ingenuo. “Francamente creo que no es algo tan difícil como la gente ha creído durante años”, confesó sobre un conflicto que tiene en vilo la región de Oriente Próximo desde la creación del Estado de Israel.

Trump anunció el inicio de un “proceso” para volver a las conversaciones de paz. “Quiero apoyarlo para que sea el líder palestino que ponga su nombre en la firma final y más importante de un acuerdo de paz que lleve seguridad, estabilidad y prosperidad”, dijo Trump a Abbas.

El presidente estadounidense se embarcó en la odisea de la paz en Medio Oriente sin las ideas claras. A mediados de febrero, en la visita oficial de Netanyahu a la Casa Blanca, Trump no se comprometió, como habían hecho todos sus predecesores, en una solución de dos Estados para este conflicto.

“Estoy valorando una solución de dos Estados y de un Estado. Me gustará la que le guste a las dos partes, puedo vivir con cualquiera”, dijo por entonces, cambiando la política estadounidense de las últimas décadas y pasando la presión a los líderes de Israel y Palestina.

Entre los contactos de Kushner con la élite israelí y las declaraciones tibias del presidente, la delegación palestina llegó a la Casa Blanca preocupada con el papel de Washington en el diálogo, y más cuando la opción de trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén sigue en debate.

Abbas, más bregado en la diplomacia, aprovechó la oportunidad para poner sus condiciones: “Nuestra opción estratégica es llegar a la paz basada en la visión de dos Estados, con un Estado palestino con capital en Jerusalén este”, aseveró, marcando las líneas para empezar el diálogo que no son otras que las fronteras tras la guerra de 1967. El acuerdo también debe pasar por “terminar la ocupación” en los asentamientos, el reconocimiento de Palestina como Estado y resolver el tema de los prisioneros y refugiados, añadió.

El líder palestino, consciente de quien era su interlocutor, elogió a Trump y sus capacidades negociadoras, que deben llevar a “una nueva oportunidad” para la “solución permanente”. “Creo firmemente en esta posibilidad de resolverlo”, reconoció Abbas. “Con usted hay esperanza”, dijo.

“Creo que hay una muy, muy buena oportunidad”, remató Trump. “Y usted cree lo mismo”, dijo a Abbas, justo antes de estrecharle la mano.

“Siempre escuché que quizá este era el acuerdo más difícil (…). Vamos a ver si demostramos que estaban equivocados”, concluyó Trump.

Poco después, durante un almuerzo de trabajo con Abbas y delegaciones de ambos países, Trump insistió en su optimismo: “Necesitamos dos partes dispuestas. Creemos que Israel está dispuesto. Creemos que ustedes están dispuestos. Y si ustedes están dispuestos, vamos a llegar a un acuerdo”.

Pese a su optimismo, el mandatario estadounidense evitó entrar en detalles sobre cuáles son las condiciones que él considera que deben darse para que sea posible resolver el conflicto en Medio Oriente.

Hamas rechaza declaraciones de Abbas El movimiento islamista Hamas declaró que no se siente comprometido con las declaraciones del presidente Abbas en Washington y subrayó que nadie tiene la capacidad de decidir el futuro del movimiento.

“Nos oponemos a la declaración de Abbas acerca de que todos los asuntos centrales [del conflicto con Israel] se pueden resolver porque se trata de los derechos nacionales de todos los palestinos, y nadie tiene el derecho de despreciarlos”, afirmó el movimiento islamista en un comunicado.

En un documento difundido el lunes Hamas aceptó por vez primera la creación de un Estado palestino con las fronteras de 1967, aunque sin renunciar a la Palestina histórica, que incluye el territorio de Israel.

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