La promesa del presidente Donald Trump de construir un muro físico en la frontera de Estados Unidos y México acumula obstáculos. Tras las primeras dudas sobre la distribución de fondos en su propio partido, ayer el líder demócrata en el Senado, Charles Schumer, confirmó ante un grupo de periodistas de medios hispanos, entre ellos EL UNIVERSAL, que no permitirán que el presupuesto de la administración incluya fondos ni para la construcción del muro en la frontera con México ni para reforzar las tareas de deportación de las fuerzas de migración.

Para el demócrata de Nueva York, no hay opción de que el muro reciba fondos federales. “Nuestro grupo está unido contra ellos [que están] poniendo el muro e intentando que lo traguemos en el presupuesto. Nuestra posición se ha reforzado desde que lo hicieron”, dijo.

La propuesta de presupuesto de Trump para 2018 pide 2 mil 600 millones de dólares para la construcción del muro y el reforzamiento de la seguridad fronteriza. Además, la Casa Blanca ha solicitado para este año una petición extraordinaria de mil 500 millones para empezar de forma inmediata su levantamiento.

“No vamos a tolerar una resolución de presupuesto para el muro”, reiteró Schumer, quien aseguró que el movimiento contrario al muro se está expandiendo no sólo entre la población estadounidense —según dijo, 65% estaría en contra— sino también entre senadores republicanos.

“Nuestros amigos republicanos se van a dar cuenta de que poner un muro es un fracaso”, aseguró, citando especialmente a aquellos congresistas de estados en la frontera o de zonas agrícolas que se verían seriamente perjudicados por la instalación de una barrera física que dificulte la relación con el país vecino.

Schumer, ante los problemas económicos que parece que tiene la promesa de Trump, instó al presidente a trabajar en su idea de que México pague por construcción del muro, algo que ha desaparecido del espectro político tras las reiteradas negativas del gobierno mexicano.

En ese mismo sentido se expresó la senadora Catherine Cortez-Maso (Nevada), primera latina en llegar al Congreso, quien calificó la inclusión del muro en el presupuesto federal como una “píldora envenenada que intenta, otra vez, jugar con la vida de la gente”. “Esto tiene que frenarse”, urgió.

Schumer no se guardó ningún tipo de calificativo negativo contra el muro, que definió como “un sinsentido” que sólo crea animadversión.

Todos los senadores demócratas presentes en el encuentro secundaron la idea. “Nuestro grupo ha dejado bien claro que no vamos a incluir fondos para el muro en la frontera en el presupuesto de apropiaciones que debe ser aprobado antes del 28 de abril”, reafirmó la senadora Patty Murray (Washington), lo que deja muy abierta la opción de un cierre del gobierno federal en caso de no llegar a un acuerdo.

La construcción no sólo enfrenta problemas de carácter económico, sino que hay dudas sobre su construcción incluso dentro del gabinete presidencial. El secretario del Interior, Ryan Zinke, expresó en una conferencia telefónica la “complejidad en algunas zonas” para erigir el prometido muro, especialmente en la parte del parque natural del Big Bend y en el río Bravo.

“¿Dónde pondríamos el muro en la zona del río? No quiero ver el río en la parte mexicana, pero tampoco se puede construir en el agua”, recitó Schumer, citando las palabras del secretario Zinke.

Pero no sólo es el muro. Schumer también hizo referencia al incremento de fondos que Trump quiere desviar para reforzar las fuerzas de migración, para incrementar la persecución de indocumentados, las redadas y las deportaciones. En ese contexto, un grupo de senadores demócratas se reunió ayer con el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, para obtener respuestas respecto de las intenciones reales de su departamento y las directrices que les han dado desde la Casa Blanca en ese tema.

“Voy a apelar a su humanidad (…) y su reputación de hombre decente”, anunció Schumer, tras recordar algunas de las más recientes historias de familias desmembradas por culpa de las redadas realizadas por la Fuerza de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en las últimas semanas.

Según explicó el líder demócrata, los republicanos pensaron que la inmigración tendría un rédito político, aunque fuera sin “fundamento” y sólo dirigido por “instintos oscuros y desagradables”, lo que se ha traducido en la aplicación de órdenes ejecutivas que resultan totalmente “inhumanas” contra los inmigrantes.

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