Washington.— El gobierno estadounidense inició ayer un proceso de apelación de la decisión de un juez federal que el viernes suspendió la aplicación del veto migratorio impuesto por la Casa Blanca a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y a refugiados, desatando la furia del presidente Donald Trump.

La apelación fue presentada en la Novena Corte, con sede en San Francisco, California. Tras la presentación, vendrá una solicitud de suspender el fallo del juez que bloqueó el veto. Si la Corte de Apelaciones falla contra Trump, éste puede recurrir al Tribunal Supremo.

Por lo pronto, el fallo del viernes del juez federal James Robart contra el veto se mantiene, por lo que el Departamento de Estado restauró miles de visados y las aeorolíneas aceptaron de nuevo a los ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen, cuya entrada en Estados Unidos había estado prohibida desde el pasado 27 de enero, cuando Trump emitió su orden ejecutiva. Se retomaron las inspecciones previas al veto.

Las aerolíneas se mostraron cautas. La alemana Lufthansa advirtió que las normas para viajar a EU de las personas provenientes de esas naciones podrían cambiar “en cualquier momento”.

Royal Jordanian reanudó los vuelos a EU de los citados países para aquellos pasajeros con visas vigentes o credenciales de residencia permanente. Sin embargo, una abogada especializada en inmigración en Yibuti, África, dijo que tuvo dificultades para reservar vuelos en el aeropuerto internacional de Yibuti-Ambouli para yemeníes con visas varados. Julie Goldberg indicó que un representante de Qatar Airways y un supervisor de Turkish Airlines le informaron que los inmigrantes de esos siete países aún no estaban autorizados a viajar a EU.

En cambio, una bebé iraní de cuatro meses y su familia recibieron el visado necesario para viajar a EU, donde será operada del corazón de forma gratuita por reputados especialistas del Hospital Monte Sinaí de Nueva York. Previamente se les había negado la entrada.

La decisión de Robart en un tribunal de Seattle (estado de Washington) desató la ira del mandatario, quien se desahogó vía Twitter. Primero dijo que “cuando un país ya no es capaz de decir quién puede, y quién no, entrar y salir, especialmente por razones de seguridad, gran problema!”. Luego cargó directamente contra Robart. “La opinión de este supuesto juez, que básicamente impide el cumplimiento de la ley en nuestro país es ridícula y será revocada!”.

Más tarde, Trump volvió a tuitear: “¿Hacia dónde va nuestro país cuando un juez puede detener una prohibición de viaje de Seguridad Nacional y cualquiera, incluso con malas intenciones, puede entrar en EU?”. No paró ahí. “Debido a que la prohibición fue levantada por un juez, mucha gente muy mala y peligrosa podría estar filtrándose a nuestro país. Una decisión terrible”, escribió después. Y remató: “El juez abre las puertas de nuestro país a terroristas potenciales. La gente mala está muy feliz”.

El senador demócrata Ben Cardin de Maryland dijo que Trump fue demasiado lejos. “Está minando todo el sistema de gobierno, no sólo las decisiones que no le gustan”, declaró.

Pero el vicepresidente Mike Pence dijo en entrevista con la cadena ABC, de la que se difundió ayer un extracto, que no cree que las críticas de Trump dañen la separación de poderes. “Creo que los estadounidenses están muy acostumbrados a este presidente, que dice lo que piensa y es muy franco”, afirmó.

Miles de personas salieron ayer nuevamente a las calles de distintas ciudades del país para protestar por el veto de Trump. En Nueva York la marcha contó con la presencia de figuras políticas destacadas, como el gobernador del estado, Andrew Cuomo, y el senador Charles Schumer.

“Vamos a hacer lo que esté en nuestras manos para proteger a los neoyorquinos de la discriminación”, dijo Cuomo. Actos similares se realizaron en Washington, Denver y otros lugares, incluyendo West Palm Beach, donde el mandatario pasa el fin de semana y donde unas 3 mil personas coreaban consignas como “EU no es un país fascista”. Algunos participantes expresaron su rechazo a la participación, anoche, de Trump y su esposa Melania en el baile anual de recaudación de fondos de la Cruz Roja.

Por la tarde, Trump dialogó por teléfono con el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, y dijo que trabajará para “restaurar la paz” en la frontera entre Ucrania y Rusia. También conversó con el premier italiano Paolo Gentiloni, a quien le expresó su “compromiso” con la OTAN.

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