Unas doscientas personas se concentraron hoy en Bruselas en protesta por la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de prohibir la entrada a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (Irán, Siria, Irak, Somalia, Sudán, el Yemen y Libia).

La protesta, organizada de forma espontánea a través de la red social Facebook, congregó a manifestantes de diversas nacionalidades que, pese a la lluvia y la coincidencia con el horario laboral, mostraron su rechazo a las últimas medidas antinmigración del mandatario estadounidense.

"Ban Trump" ("Prohíban a Trump") o "Pas notre président, si notre problème" (No es nuestro presidente, sí nuestro problema") fueron algunos de los eslóganes que los manifestantes mostraban en los carteles.

El escenario de la manifestación fue la céntrica plaza de la Bolsa, que en marzo pasado acogió las concentraciones en recuerdo a las víctimas de los atentados en el aeropuerto de Zaventem y la estación de metro de Maelbeek, que causaron 32 muertos.

"Queremos estar aquí para apoyar a los que están luchando en las calles de Estados Unidos", aseguró a Efe Els Deschoemacker, una participante en la concentración que rechazó a los partidos de extrema derecha que usan la insatisfacción para culpar a los inmigrantes, "los más débiles de nuestra sociedad".

Deschoemacker se mostró convencida de que, pese a que Trump fue el ganador de las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, "una mayoría de los trabajadores, de los jóvenes y de las mujeres está en contra de sus políticas".

Los promotores de la manifestación se dirigieron a los participantes desde las escaleras del edificio de la Bolsa de Bruselas y recordaron que Estados Unidos es "un país de inmigrantes".

Una de las organizadoras, procedente de California (EE.UU.), aprovechó para pedir perdón en nombre de su país a los afectados por las medidas de su presidente, entre quienes destacó a los refugiados y los inmigrantes, y pidió que no se vea a Trump como un "representante de los estadounidenses".

Otros manifestantes, como Eduardo Bonito, un inmigrante brasileño que trabaja en España, se manifestaron sorprendidos por la facilidad con la que se ha aprobado el decreto.

"Es una cosa terrible y parece que estamos casi volviendo a un momento de fascismo", alertó ante Efe.

Pauline Boninsegna, una joven belga de origen italiano, calificó la medida de "sinsentido" y expresó su preocupación con los partidos de extrema derecha al alza en Europa, a los que consideró "una amenaza".

"Temo por nuestra democracia y libertad. En Europa tenemos una historia con el racismo, y la solución es llevar un mensaje de esperanza, diversidad y solidaridad", indicó. EFE

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