Los Ángeles.— La relación entre el gobierno mexicano y la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, no fue lastimada por la visita de Donald Trump, aspirante republicano, aseguró Tim Kaine, compañero de fórmula de la ex secretaria de Estado. En entrevista realizada en español, el candidato demócrata a vicepresidente aseguró que Clinton entiende que México es una de las relaciones más importantes para EU, tanto en materia comercial como en seguridad. Señaló que la promesa de Clinton, de presentar una reforma migratoria en sus primeros 100 días en caso de llegar a la Casa Blanca, es difícil, pero no imposible.

Sobre la grabación difundida el viernes pasado, en la que Trump denigra a las mujeres, el también senador por Virginia dijo que se trata de un “desastre”, porque los líderes deben ser un ejemplo para los ciudadanos.

Usted tiene una hija, ¿cómo reacciona frente a lo que ha dicho Donald Trump?

—Es un gran desastre para nuestro país el tener a un hombre que quiere ser presidente, que es un ejemplo y un ejemplo malo sobre los valores, sobre la igualdad de las mujeres. Las acciones de Donald Trump en este video son un gran desastre. Los líderes deben ser un ejemplo para la gente. Muchas voces republicanas han dicho en las últimas horas que Donald Trump debe renunciar a la candidatura.

¿Usted está de acuerdo en que esa debería ser una posibilidad real en este momento para el Partido Republicano?

—Es difícil porque después del 15 de septiembre las boletas están preparadas en casi cada estado y mucha gente está votando ya en muchos de los lugares, especialmente muchos estadounidenses afuera. Entonces, va a ser difícil de cambiar.

¿Le sorprendió la invitación del gobierno de México a Trump a visitar la Ciudad de México?

—Un poquito, sí. Esta visita con el presidente [mexicano] fue un desastre para Trump. Cuando estaba hablando con el presidente y Trump no pudo hablar sobre el muro, ni expresar su opinión de que México va a pagar por el muro, pero inmediatamente [después de] que regresó a Phoenix estaba hablando con palabras muy fuertes. Pero si no puede hablar de manera directa con un oficial de otro país, como presidente es una de las cosas más importantes.

¿Pero también fue un error para el presidente de México o no? Es decir, hubo marchas, incluso pidiendo su renuncia.

—El presidente ofreció a los dos candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump, la oportunidad para visitar. Hillary ha estado en México muchas veces, como secretaria de Estado; yo he visitado también al país, como miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

¿Por qué no fue esta vez la secretaria Clinton? ¿Por qué no aceptó la invitación?

—Yo creo que ella va a aceptarla después de la elección, pero tenemos mucho qué hacer antes del 8 de noviembre, pero ella tiene relaciones buenas con los oficiales en México por su tiempo como senadora y como secretaria.

¿Entonces no está lastimada la relación entre la secretaria Clinton, como candidata demócrata, y el gobierno de México?

—No, no, no, no. Hillary y yo entendemos que nuestra relación con México es una de las más importantes, porque México es un gran compañero en comercio, asuntos de seguridad y somos americanos todos. Es una relación muy importante para ella y estoy seguro que ella va a visitar México, pero en los últimos meses de la campaña tenemos un foco muy, muy fuerte en ganar los comicios.

Sobre inmigración, usted y la secretaria Clinton han prometido que en los primeros 100 días será presentada una reforma migratoria, ¿no es una promesa vacía? Es decir, con el Congreso actual, ¿de verdad es posible una reforma migratoria?

—No es una promesa vacía, es una promesa difícil, pero no vacía. Porque Hillary y yo apoyamos, desde hace muchos años, una reforma integral. No queremos ser una nación de deportación, no queremos construir un gran muro, queremos una reforma del sistema y estamos pensando cómo. Hillary ha tomado dos promesas para los 100 primeros días: la reforma de inmigración y una propuesta de ley para desahogar la economía, las dos son bien importantes.

En esta elección los dos lados tienen posiciones distintas sobre inmigración. Cuando los votantes elijan, el 8 de noviembre, van a mandar un mensaje al congreso. El mensaje va a ser: ‘Queremos una reforma’.

He hablado con Paul Ryan [republicano, presidente de la Cámara de Representantes], a él le gustaría hacer una reforma; sus ideas sobre una reforma son diferentes a la que tengo yo, pero podemos sentarnos para hallar una solución, por fin después de 30 años, desde 1980, desde el presidente [Ronald] Reagan, es tiempo. La comunidad está esperando, esperando y esperando por acción.

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