Roma renunció ayer a organizar los Juegos Olímpicos de 2024. Se trata de una nueva decisión polémica a sumar a la lista de Virginia Raggi, la alcaldesa de Roma, perteneciente al Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que lucha por hacerse con el control de la compleja capital italiana. La regidora argumenta que las olimpiadas son un dispendio inasumible para una ciudad al borde del colapso.

“Es de irresponsables decir sí a esta candidatura”, dijo ayer Raggi, que considera que el evento supondría “hipotecar el futuro de Roma”. La alcaldesa, una abogada de 38 años sin experiencia política anterior, está en el ojo del huracán desde que ganó las elecciones en junio.

Raggi entró en política indignada por no poder transitar por la ciudad con el carrito de su bebé a causa de las obras viales y las basuras. Su programa se basó en hacer de Roma una ciudad más cómoda, limpia y ecológica, con muchas propuestas prácticas como aceras para discapacitados o carriles bici. A esos planes se refirió ayer como inversiones prioritarias en lugar de la “catedral en el desierto” que representarían las olimpiadas, una apuesta del primer ministro, el socialista Matteo Renzi.

En 2015 los jueces descubrieron que un conjunto de mafiosos expoliaba el ayuntamiento de Roma, especialmente a través de contratos abusivos de retirada de basuras. Bajo la alcaldía del ex fascista Gianni Alemanno, la red trampeaba los concursos públicos. Alemanno y 80 de sus colaboradores fueron detenidos por el entramado, llamado Mafia Capitale. El alcalde socialista que lo sucedió también cayó por un escándalo de facturas.

Al llegar al poder, se esperaba que Raggi cortara de raíz con el pasado, pero situó al cargo de la limpieza a una funcionaria investigada por conflicto de intereses, debido a que trabajó para la empresa de retirada de residuos de la ciudad. Otros cuatro colaboradores de Raggi han dimitido al ser acusados de cobrar sueldos abusivos, y la alcaldesa ha perdido su equipo en el ayuntamiento.

“Lo único sorprendente es que esta crisis para Raggi haya sido tan pronto”, explicaba a The Guardian Giovanni Orsina, profesora de la Universidad LUISS en Roma. “La ciudad está de rodillas. Los servicios públicos no funcionan, especialmente la recogida de residuos y el transporte público. Y los lobbies de esos servicios son tan fuertes que haría falta un poder político muy poderoso para arreglar la situación, y ella no tiene ese poder”.

La retirada la candidatura olímpica ha sido un golpe para el orgullo de muchos italianos, pero Raggi ya la incluía en el programa con que ganó las elecciones, que asume medidas tan polémicas como reclamar 400 millones de euros al Vaticano por impuestos no abonados.

Italia está pendiente de lo que suceda en Roma. La elección de Raggi es el mayor logro en la historia del M5S, un partido contestatario fundado en 2009 por el cómico Beppe Grillo que rechaza el establishment político y propugna la democracia directa. La gestión de Roma es su oportunidad de demostrar que no se trata sólo de una formación de protesta y puede gobernar.

El primer ministro teme la emergencia del M5S. Este otoño Renzi prevé un referéndum para aprobar la reforma del senado italiano, una medida fundamental en su plan de desbloquear las decisiones parlamentarias y hacer el país gobernable después de dos décadas de esclerosis. Renzi anunció que, si pierde el referéndum, dimitirá. Los analistas consideran que la imagen de eficacia que consiga transmitir Raggi en Roma será fundamental para que los italianos decidan si respaldan a Renzi o se arriesgan con la política rompedora del M5S.

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