Los 2.4 millones de trabajadores estatales en Venezuela quisieran aparentar que gozan y son- ríen por ser protagonistas, desde el 27 de abril, de un modelo inédito de “fin de semana”, que comienza el miércoles y se prolonga hasta el domingo.

Por la honda crisis energética que acorrala a un país que, con las mayores reservas petroleras del mundo, recibió 700 mil millones de dólares por venta de crudo de 2005 a 2014, los empleados públicos sólo acuden lunes y martes a trabajar seis horas al día y de miércoles a domingo disfrutan de “vacaciones cortas”. La reducción a 30% de la jornada semanal estará vigente, en principio, hasta mediados de este mes.

Pero la realidad es que el racionamiento energético, que impone cortes de electricidad (excepto en el Gran Caracas y el aledaño estado de Vargas) de cuatro y más horas diarias que golpean a industrias, comercios y demás empresas privadas y cierra escuelas, colegios y oficinas públicas, apunta a una mayor y acelerada paralización del aparato productivo y agudiza la crisis económica de Venezuela, que de 1950 a 2000 invirtió 48 mil millones de dólares en modernizar su sistema eléctrico.

“Hay un absoluto caos y desastre energético que obliga a los empresarios a cerrar o racionar esquemas productivos”, acusó Francisco Martínez, presidente de la Federación de Cámaras de Venezuela (Fedecámaras), cúpula de la iniciativa privada. “Con estos cortes de electricidad, el empresariado, principal fuerza productiva, tampoco puede planificar: el país está detenido y colapsado”, dijo Martínez en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Todo se debe a una pésima planificación eléctrica y una gerencia realmente irresponsable, de muy baja eficiencia y que obedece a los intereses del partido de gobierno [Partido Socialista Unido de Venezuela]. A partir de 2000, el país gastó 95 mil millones de dólares en su sistema eléctrico, casi el doble de 1950 a 2000, y nadie sabe dónde está el resultado de esas inversiones. Esto es un desastre”, añadió.

Venezuela, que en 2015 sufrió un decrecimiento de 5.78 del Producto Interno Bruto (PIB) y prolongó una caída que empezó en el primer trimestre de 2014, tiene paralizado cerca de 56% del parque industrial. Por el problema eléctrico, las industrias que siguen operando funcionan al 50% de su capacidad, pero casi 50% está al 30%, mientras 90% es incapaz de autogenerar suficiente electricidad por sus altos costos, precisó Fedecámaras.

Al cierre parcial estatal, que excluye salud, seguridad, aeropuertos y otros servicios, los viernes se unen maestros y estudiantes de primaria y secundaria de centros públicos. La crisis, que recrudeció desde 2010, se concentra en el embalse de la oriental planta hidroeléctrica de Guri, que genera 70% de la electricidad que consume Venezuela. Con un máximo de agua de 271 metros sobre el nivel del mar, Guri está en 241 y el mínimo es 240.

El reclamo por falta de planificación cae sobre el presidente Nicolás Maduro y el chavismo, continuidad del aparato revolucionario socialista que gobierna en Venezuela desde que Hugo Chávez, fallecido en 2013, asumió el poder en 1999. El régimen, que rechaza los cuestionamientos en su contra, tomó control de la generación, interconexión y distribución de electricidad en 2007.

Maduro alega que por el fenómeno de El Niño, causante de una sequía extrema por dos años consecutivos (la peor desde 1976), “estamos en una situación de verdadera emergencia eléctrica”. Con capacidad de generar 34 mil megavatios y una demanda de 19 mil, las hidroeléctricas suministran más de 16 mil y aunque las termoeléctricas pueden producir más de 17 mil, están apenas en 7 mil. El gobierno espera que el racionamiento detenga las tendencias en esa central y que recrudezca la época lluviosa. Mientras tanto, millones viven unas vacaciones cortas.

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