El senador republicano por Florida, Marco Rubio, consiguió ayer salir momentáneamente de las cuerdas con una victoria en las primarias de Puerto Rico que le han permitido evitar el colapso de su campaña a la nominación presidencial.

El esperado triunfo de Rubio coincidió ayer con una nueva victoria del senador por Vermont, Bernie Sanders, quien consiguió sorprender nuevamente a Hillary Clinton en los caucus de Maine.

En el caso de Rubio, su segunda victoria desde que inició su campaña, le permitía salvar la cara tras los malos resultados en los caucus y primarias del pasado sábado donde el magnate Donald Trump y Ted Cruz, senador por Texas, empataban con dos victorias en Kentucky, Louisiana, Kansas y Maine, respectivamente, para relegarle a un último lugar en los resultados al lado del gobernador de Ohio, John Kasich.

En cualquier caso, el triunfo de Rubio en Puerto Rico sólo tendrá un carácter provisional. Si el senador por Florida no consigue una victoria contundente en su estado, durante el segundo supermartes del próximo 15 de marzo, sus aspiraciones presidenciales sufrirían un revés del que difícilmente podría recuperarse.

La misión de imponerse por abrumadora mayoría en Florida avanzaba, sin embargo, a contra corriente de unas encuestas que siguen colocando a Donald Trump a la cabeza de las preferencias en ese estado con 44.7% de los apoyos, contra 26% de Rubio y 12.3% de Cruz.

“Rubio necesita ganar forzosamente en Florida. Es su prueba de fuego”, consideró Geoffrey Skelley, de la Universidad de Virginia.

La victoria de Rubio compartía ayer protagonismo con el triunfo de Bernie Sanders, senador por Vermont, quien conseguía imponerse a Hillary Clinton en los caucus demócratas de Maine, donde el elevado índice de participación obró en su favor.

Tras las victorias del pasado sábado en Kansas y Nebraska, Sanders sigue siendo la piedra en el zapato de Clinton en su marcha triunfal hacia la nominación presidencial. Su mensaje, en contra de las exenciones fiscales para las grandes fortunas y su llamado en favor de defender a la clase media y a los sectores más vulnerables, le sigue granjeando el apoyo de un importante sector del electorado demócrata, principalmente entre los jóvenes.

La batalla por Maine se convertía ayer en la antesala de la gran batalla que librarán este martes Clinton y Sanders en Michigan, donde está en juego una bolsa de 147 delegados. Ese mismo día, ambos contendientes medirán fuerzas en Mississippi, donde el número de delegados en disputa asciende a 41.

Aunque Clinton es la gran favorita en Mississippi, gracias al abrumador apoyo de la comunidad afroamericana, Sanders intentará arrebatarle otra victoria en Michigan donde las encuestas anticipan un duelo muy reñido.

“Hillary Clinton continúa llevando la delantera a Sanders en Michigan, pero su ventaja se ha ido encogiendo en los últimos días”, aseguró Steve Mitchell, experto en demoscopia, al asegurar que gran parte de este retroceso está en relación directa con la campaña de anuncios patrocinados por la campaña de Sanders en ese estado con la esperanza de arrebatarle una importante victoria o, al menos, el mayor número de delegados en disputa.

Sin embargo, pocos ven una ruta de Sanders hacia la nominación presidencial. A pesar de las victorias de los últimos dos días, Clinton sigue acumulando el mayor número de estados y delegados.

“La única amenaza que enfrenta Clinton son las preguntas legales aún sin responder por el uso de su correo privado cuando fungió como secretaria de Estado”, aseguró Larry Sabato, de la Universidad de Virginia, en alusión a la investigación que conduce actualmente el FBI.

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