Un envalentonado Donald Trump se presentó el miércoles como el inevitable candidato presidencial republicano y exhortó a los dirigentes partidarios renuentes a contagiarse del "tremendo fervor" de los votantes por su candidatura.

Si los dirigentes pretendieran negarle la candidatura en una convención en la que tiene mayoría, "habría motines", advirtió Trump.

Trump, quien acrecentó su ventaja y ganó al menos tres de cinco estados en juego en las primarias del martes, pronosticó que tendrá delegados suficientes para obtener la candidatura antes de la convención —y para colmo sin mucha dificultad— y añadió que "habrá un problema tremendo" si el establishment republicano intenta vencerlo con maniobras.

La demócrata Hillary Clinton, ávida de enfrentar a Trump en las elecciones generales de noviembre, lo atacó directamente después de salir reforzada de su contienda contra Bernie Sanders al ganar en al menos cuatro de los cinco estados.

"Nuestro comandante en jefe debe ser capaz de defender nuestro país, no avergonzarlo", dijo Clinton en un discurso en el que apenas aludió a Sanders. "No podemos perder lo que hizo grande a Estados Unidos".

Mientras los republicanos anti-Trump buscan frenéticamente alternativas para negarle la candidatura al empresario, éste insinuó en la ronda de programas noticiosos matutinos que el establishment empieza a alinearse con él. Sin nombrarlos, Trump dijo que algunos senadores que se oponen públicamente a él le han dicho en privado que quieren "participar" de su campaña más adelante.

Casi sin aludir a los dos rivales que le restan, Trump dijo que estaba preparado para el choque frontal con Clinton.

Dijo que sería "un tremendo bochorno para el país" y añadió que "no tiene fuerza ni resistencia para ser presidente".

También dijo que no asistirá al debate republicano previsto para el lunes en Utah porque "creo que hemos tenido suficientes debates".

Al triunfar en las primarias de Florida, Illinois, Ohio y North Carolina, Clinton quedó en una posición inmejorable para ser la primera candidata mujer de uno de los partidos tradicionales. Trump ganó Florida, North Carolina e Illinois, pero en Ohio se impuso el gobernador de ese estado, John Kasich. Todavía se contaban votos en Missouri, donde las diferencias en ambos partidos eran demasiado estrechas para declarar un ganador.

Festejando el triunfo en Ohio, Kasich dijo a la cadena NBC que "le di un golpe muy, muy fuerte a la pretensión (de Trump) de obtener la cantidad necesaria de delegados". Pronosticó que ni Trump ni Ted Cruz pueden ganar las elecciones de noviembre.

Pero después de las contiendas del martes, Kasich no tiene posibilidades matemáticas de ganar una mayoría de delegados antes de la convención nacional en julio.

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