La mutilación genital femenina es una práctica violenta que marca a niñas y adolescentes para toda la vida, poniendo en peligro su salud, privándolas de sus derechos y negándoles la posibilidad de alcanzar su pleno potencial.

Este tipo de mutilación es un problema de carácter global, que afecta a comunidades en Asia, Australia, Europa, América del Norte y del Sur, más allá de la región africana y el Oriente Medio que es en donde más prevalece. La cantidad de niñas y mujeres en peligro aumentará si se mantienen las tendencias demográficas, causando un retroceso en los avances logrados hasta el momento.

La mutilación genital femenina refleja y refuerza la discriminación contra las mujeres, niñas y adolescentes, perpetuando un círculo vicioso en detrimento del desarrollo y nuestro progreso como humanidad.

Durante la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, la cual se llevó a cabo en septiembre de 2015, 193 Estados acordaron de forma unánime que eliminar la mutilación genital femenina hacia 2030 sería un nuevo objetivo global.

El reconocimiento de la mutilación genital femenina como una prioridad de escala mundial, es un hito crítico en la agenda de las naciones. Sin embargo, aunque el reconocimiento es importante, no es suficiente. Para proteger el bienestar y la dignidad de todas las niñas y adolescentes en riesgo, necesitamos asumir nuestro rol y responsabilidad como comunidad internacional, lo que nos permitirá ponerle fin a esta situación.

Eso significa que debemos aprender más sobre la práctica de la mutilación genital femenina, mejorando nuestra recolección de datos para medir sus dimensiones y poder actuar de manera más eficiente. Necesitamos también informar y estimular más a nuestras comunidades y familias para que abandonen este tipo de violencia.

Necesitamos trabajar con un mayor número de comunidades médicas —incluidos profesionales tradicionales y no tradicionales— persuadiéndolos para que se nieguen a practicar o apoyar la mutilación.

Adicionalmente, necesitamos apoyar a más mujeres, niñas y adolescentes que han sufrido esta práctica y brindarles servicios de salud y apoyo emocional para que superen el trauma sufrido; y, sobre todo, necesitamos empoderar a niñas y adolescentes de todo el mundo para que levanten sus voces y pidan que se ponga fin a la mutilación genital femenina.

Todos y todas debemos unirnos en esta demanda global. Simplemente no hay lugar para la mutilación genital femenina en el futuro que estamos procurando crear, un futuro en que todas las niñas y adolescentes puedan crecer con dignidad, garantizando el cumplimiento pleno de sus derechos y la igualdad de oportunidades desde el inicio de su vida.

*Director Ejecutivo del UNFPA

**Director Ejecutivo de UNICEF

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