Solos o en grupos de seis o siete personas, con destino incierto y con múltiples desventajas que los dejan expuestos a los traficantes de seres humanos y a las extorsiones de autoridades corruptas, como el desconocimiento del idioma español y de las costumbres culturales de la región, los sirios son apenas una pequeña parte de la oleada migratoria de errantes latinoamericanos, caribeños, asiáticos y africanos que recorre América de sur a norte y sin la documentación requerida.

A diferencia de otros viajeros irregulares extracontinentales, los sirios sufren el estigma de ser terroristas y fundamentalistas religiosos, aunque están inmersos en la misma avalancha migratoria por el continente americano en la que también hay afganos, iraníes, iraquíes, somalíes y de otras nacionalidades de zonas sacudidas por los conflictos bélicos en Medio Oriente y en otras áreas de Asia y África.

Pero los sirios arrastran una huella: provienen de un país que desde 2013 sufre una guerra entre opositores y seguidores del presidente Bashar al-Assad y que es bastión —junto con Irak— del Estado Islámico, el más importante movimiento terrorista mundial.

“Tenemos que cuidarnos de no caer en el estigma de que quien sea sirio es terrorista”, alegó el costarricense Mariano Figueres, jefe de la Dirección de Inteligencia y Seguridad, adscrita a la Presidencia de Costa Rica. “Hay una tragedia humana en Siria, hay un éxodo superior al millón de personas”. Por eso, subrayó en una declaración enviada a este diario, no se debe “generalizar”.

En su intento de huir, los sirios se enfrentan a otra pesadilla: las redes de coyotes o tratantes de personas. Los migrantes asiáticos indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos “haciendo la ruta por Sudamérica” pagan por el viaje entre 25 mil y 60 mil dólares, dependiendo de si proceden de China, India, Bangladesh, Siria, Nepal u otros países de Asia, reveló el informe “Migración Irregular: Tráfico de Migrantes”, que difundió en abril de 2015, Migración de Colombia.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito alertó en diciembre de 2013 que una vasta operación de contrabando de africanos y asiáticos dirigida por “redes criminales transnacionales” con enlaces y escalas en Brasil, Venezuela y Colombia usa a Centroamérica como base del tráfico ilícito de personas a México, EU y Canadá.

En un informe de junio de 2015, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) aseguró que Siria es el país que “a nivel mundial ha generado el mayor número” de desplazados internos, con 7.6 millones, y de refugiados, con 3.88 millones al final de 2014. El flujo crece y es incesante.

Pese a los desafíos que enfrentan, algunos miles de sirios han optado por quedarse en países latinoamericanos, principalmente Brasil y Argentina y, en menor medida, Uruguay, Colombia y Chile. ¿Por qué vivir en lugares tan alejados y con tan poco en común con Medio Oriente? Francesca Fontanini, vocera de ACNUR para América Latina, explicó al diario colombiano El Tiempo que la mayoría del éxodo sirio en la región llega a aquellos países donde existen amplias comunidades árabes asentadas. “Esto permite tener cierto conocimiento previo del país”.

Brasil es la nación que más sirios ha recibido desde que comenzó el conflicto sirio: dos mil 77, según datos del Comité Nacional para los Refugiados (Conare), que reveló en diciembre. Quizá porque es el país sudamericano que tiene la comunidad siria más grande: 18 millones, de acuerdo con Bassam Yousef Massa, jefe de la comunidad siria brasileña.

En segundo lugar se ubica Argentina, con unos 3 millones 500 mil habitantes de origen sirio-libanés.

Desde octubre de 2014, funciona en el país el Programa Especial de Visado Humanitario para Extranjeros Afectados por el Conflicto de la República Árabe Siria, el “Programa Siria” (de la Conare), que busca que los sirios se alojen en una casa de barrio y estén acompañados por una familia o una persona que, con el apoyo de alguna institución, los ayude a cubrir sus necesidades básicas de vivienda, alimentación y manutención, así como en el aprendizaje del idioma. Desde octubre de 2014 fueron recibidos 205 refugiados. Pero no son refugiados en el sentido que marca la Convención de 1951, sino “refugiados especiales”.

Uruguay, que aprobó un Programa de Reasentamiento de Familias Sirias, recibió a cinco —42 personas en total— en octubre de 2014. Sin embargo, la adaptación no ha sido sencilla, al grado que la llegada de 72 más fue suspendida hasta nuevo aviso.

En el caso Venezuela, el presidente Nicolás Maduro dijo en septiembre de 2015 que estaba dispuesto a recibir a 20 mil refugiados sirios. Sin embargo, no han llegado.

Chile está preparando también un programa para dar asilo a los refugiados sirios. Recientemente, cinco sirios recibieron, a través del consulado de Chile en Damasco, un trato preferencial para emigrar, por contar con parientes en Chile, miembros de la comunidad siria (que es de 80 mil personas), pero estas personas no tienen status de refugiados. Según datos no confirmados oficialmente, hay 30 solicitudes de asilo en calidad de refugiados.

El caso de México

Lo que inició como una alternativa ambiciosa y viable para el traslado de jóvenes sirios a México —en calidad de estudiantes y no de refugiados—, se ha detenido debido a los costos de manutención por falta de donaciones y el desinterés de las fundaciones.

Proyecto Habesha, que en sus inicios, en el año 2013, aspiró a traer a 30 universitarios de Siria, sólo ha logrado el traslado de uno de ellos a México, detalló en entrevista con EL UNIVERSAL Francisco Olguín Uribe, actual director de la iniciativa civil.

El traslado de Essa Hassan a la Universidad Panamericana, en Aguascalientes, es el único caso de éxito que ha tenido la iniciativa. La manutención y la permanencia del estudiante, sin embargo, dependen del financiamiento personal de los fundadores y del apoyo de algunos estudiantes interesados en el proyecto, debido a la ausencia de donativos, recursos y apoyos gubernamentales, expresó Olguín Uribe.

Fue el 23 de septiembre de 2015 cuando Essa Hassan arribó al país y aunque se anunció la llegada de más jóvenes, las circunstancias monetarias lo han impedido. El costo de manutención de un estudiante sirio, como parte de Proyecto Habesha, oscila entre los 7 mil y 9 mil pesos mensuales.

“En total se requieren de 141 mil pesos para traer a un estudiante. 40 mil para el avión, porque su pasaporte no les permite viajar por Europa y Estados Unidos, así que tienen que viajar por Dubai, Río de Janeiro, Panamá y México; otro vuelo es Rusia, Cuba y México. Son viajes caros, más la mensualidad para un año. El segundo año es más barato”, dijo en entrevista Adrián Meléndez, fundador de la iniciativa.

Sin la manutención económica para poder reubicar a los estudiantes de Medio Oriente es imposible asegurar el tras- lado, aseguró Olguín Uribe, debido a que el requisito es necesario para la expedición de un pasaporte por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

“Van a necesitar alojamiento, transporte, recursos para libros y todo eso lo tenemos que poner nosotros, conseguirlo, porque es un requisito que establece la Secretaría para que el cónsul expida la visa de estudiante. Debemos demostrar que están en una institución académica y ésta se compromete a cumplir su mantenimiento en el tiempo que estén aquí”, comentó Francisco Olguín.

Por ello, Proyecto Habesha ha optado por la apertura a donaciones y convenios con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que otorgaría una beca completa y solventaría los costos de manutención.

Adrián Meléndez, quien vivió en países como Líbano, Afganistán y Paquistán, y quien lanzó junto con varios amigos la iniciativa, narró que el proyecto está concentrado en conseguir los fondos necesarios; por eso a finales de enero pasado lanzaron una campaña con el actor Luis Gerardo Méndez, quien donó la cantidad completa que se requiere para traer a un estudiante, que junto con otros dos llegaría en marzo.

“Hemos desarrollado un mecanismo que está disponible en el sitio web a través de Paypal; a través de ahí se puede comprometer a hacer un donativo mensual... puede ser incluso anual, de tal manera que uno se compromete a darlo hasta acabar el estudio de un joven. Estamos en negociaciones con la UNAM, porque otorga becas completas a extranjeros y estoy solicitando una cita para continuar la negociación que estaba avanzada pero se interrumpió con el cambio de rector”, agregó Olguín.

Pese a que el gobierno federal se comprometió a destinar 3 millones de dólares para ayudar a 1.9 millones de refugiados sirios en países como Egipto, Líbano, Irak, Jordania y Turquía, según un comunicado de la SRE, el apoyo a este tipo de iniciativas no es una obligación que esté entre sus facultades.

En respuesta a la solicitud de este diario para que emitiera una postura ante esta situación, la Cancillería señaló: “México ha sido solidario con los refugiados sirios, quienes huyen de una guerra con consecuencias humanitarias devastadoras”.

Destacó que “el pasado 4 de febrero, durante la Conferencia Internacional de Apoyo a Siria y la Región, celebrada en Londres, México anunció una aportación de 3 millones de dólares destinada a la población siria más vulnerable, como lo son los niños y los refugiados, a fin de atender sus necesidades críticas de alimentación y de salud. Ésta es la segunda ocasión en la que México ha hecho una aportación sustantiva para ayudar al pueblo sirio, particularmente a los refugiados que se encuentran en los países vecinos de Siria. Además, México ha condenado en los foros internacionales las graves violaciones a los derechos humanos que ha sufrido la población civil siria y ha hecho un llamado para alcanzar una solución política a la crisis”.

La meta para Proyecto Habesha, este año, es conseguir el traslado a México de ocho estudiantes, que se encontraban en la lista de espera para arribar a finales de 2015. Este tiempo para ellos ha sido tortuoso. “Teníamos ocho [estudiantes] listos para venir y tuvimos que decirles que nos esperaran. No es algo sencillo, unos viven en condiciones muy difíciles, precarias, no sólo en el sentido económico: está en riesgo hasta su vida... Es una gran responsabilidad y no ha sido nada fácil. Estamos aceptando el reto. La meta original eran 30, vamos a llegar”, aseguró.

Bajo perfil

Tras su llegada a México, Essa Hassan se ha dedicado al estudio en la Universidad Panamericana en Aguascalientes. Los reflectores que lo siguieron lo hastiaron. El joven de 26 años se enfoca en culminar los estudios que cursa para eventualmente tomar una maestría en Ciencias Sociales, que proseguiría su carrera en biblioteconomía.

Su primera aparición tras el fervor mediático se dio en la Universidad Anáhuac Querétaro, el pasado 23 de febrero, donde habló del conflicto en su país.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Essa cuenta cómo son sus días ahora: “Nunca tuve una rutina, siempre escapaba de las rutinas desde que estaba allá [en Siria]. Tomo clases diarias de español. Logré un nivel básico. Asisto a la escuela y convivo con la familia que me da asilo, hablo en español con ellos. Todos los días me preguntan qué opino del conflicto en Siria, tengo esa conversación a cada momento”, dice Essa, visiblemente agobiado de la presión que se ejerce sobre él.

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