Ni Patxi López, el nuevo presidente del Congreso de los Diputados, ni Mariano Rajoy, que sigue sin poder asegurarse una nueva investidura. El protagonista ayer en la Cámara Baja del Parlamento español fue Diego, el bebé de seis meses de Carolina Bescansa, número tres del partido Podemos.

Llegó en sus brazos, estuvo horas en su regazo, fue con ella a la tribuna cuando tocó votar y en algún momento fue acunado por Pablo Iglesias, el líder máximo de la formación de izquierdas. Cuando llegó la hora de alimentarlo, su madre lo amamantó en el escaño.

“Francamente, no hacía falta”, criticó la socialista Carme Chacón, quien fue designada al frente de la Defensa en 2008 estando embarazada. “He sido ministra dando el pecho a mi hijo y se quedaba en el despacho y cuando pasaban tres horas se pedía un receso y salía a darle de mamar”. “Lamentable”, dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández, una “instrumentalización con fines políticos”, añadió.

Bescansa, secretaria de Análisis Político de Podemos y profesora universitaria de Ciencia Política, cumplió la promesa electoral que hizo a una simpatizante con la que, durante un mitin de Iglesias, habló sobre las dificultades de amamantar en público.

Ese guiño desencadenó una tormenta política en el Congreso de los Diputados y abrió el debate en la sociedad, que se encendió en Twitter entre los defensores y los detractores de la actuación de Bescansa.

“Hay que apoyar la libertad de las mujeres para ejercer la maternidad como quieran”, defendió a su compañera de partido, la diputada Tania Sánchez. Grupos feministas la criticaron. “Esto perpetúa la idea de que la obligación del cuidado de los hijos es de las mujeres”, dijo la Federación de Mujeres Progresistas.

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