El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conmutó ayer las penas de 95 presos por delitos no violentos y relacionados con la posesión o distribución de drogas, un gesto con el que quiere subrayar la necesidad de reformar el sistema de justicia penal del país.

Las sentencias de los reos, entre ellos al menos seis hispanos, quedaron conmutadas y expiraban ayer mismo o el 16 de abril, indicó la Casa Blanca en un comunicado. En ninguno de los casos, los implicados estuvieron ligados a crímenes violentos.

Antes de comenzar sus vacaciones navideñas, que pasará en familia en Hawai, Obama dio una rueda de prensa desde la Casa Blanca para hacer un balance de 2015 y anticipó que en 2016, su último año de mandato, se va a “dejar la piel” para completar su legado.

Sobre Siria, Obama dijo que el presidente Bashar al-Assad tendrá que irse para que cese el derramamiento de sangre en el país y todas las partes continúen adelante por un camino no sectario”. No hacer nada, agregó, “nos haría más un objetivo” del terrorismo yihadista”.

De Guantánamo, aseguró que su plan es que a comienzos del nuevo año los presos se reduzcan por debajo del centenar, mientras que la “población [reclusa] irreducible” podrá salir del penal para su definitivo cierre con un acuerdo con el Congreso.

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