Lisboa.— La izquierda portuguesa obligó ayer a dimitir al gobierno de centro-derecha encabezado por el primer ministro, Pedro Passos Coelho, primera vez que algo así ocurre contra autoridades electas desde el fin de la dictadura en 1974, y allanando el camino para que un Ejecutivo liderado por los socialistas ponga fin a años de austeridad.

Una mayoría de 123 de los 230 diputados de la cámara aprobaron una moción de censura presentada por los socialistas para rechazar el programa de gobierno de Passos Coelho para la próxima legislatura, informó el Parlamento. La coalición de dos partidos dirigida por Passos fue la fuerza más votada en los comicios del 4 octubre, pero perdió la mayoría parlamentaria.

La coalición conservadora gobernó el país tras el rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la economía portuguesa en 2011 con un paquete de 78 mil millones de euros.

Es la primera vez desde 1975, después del periodo que siguió a la Revolución de los Claveles, que el PS (centro-izquierda) logra un acuerdo en el Parlamento con los partidos de izquierda.

El Bloque de Izquierda marxista, los comunistas y los Verdes quieren ahora apoyar un gobierno del líder socialista, António Costa, pero sin formar una coalición. “Se acabó el tabú, se derribó un muro, se ha vencido un prejuicio más”, dijo Costa en la intervención que precedió al voto en el Parlamento.

La idea de un gobierno respaldado por los comunistas y otros partidos de extrema izquierda ha asustado a los inversores y amenaza con hacer descarrilar la frágil recuperación económica de Portugal, que hace tan sólo un año canceló un rescate internacional.

La formación de un nuevo gobierno está en manos ahora del presidente Aníbal Cavaco Silva, quien puede pedir a Passos Coelho que permanezca como interino hasta una nueva elección o invitar a Costa a formar gobierno. Los comicios presidenciales están programados para enero.

La ministra de Finanzas, Maria Luís Albuquerque, advirtió al Parlamento que la confianza de los inversores ya está cayendo y que el fracaso a la hora de reducir el déficit presupuestario en línea con los compromisos con la Unión Europea podría provocar una nueva crisis y otro rescate financiero. “No necesitamos imaginar las consecuencias, es suficiente con ver la experiencia reciente de Grecia y el costo de su intento de poner fin a la austeridad (...) Más recesión, más pobreza y más dependencia de prestamistas europeos y del FMI”, dijo en el Parlamento.

Los socialistas insisten en que respetarán las normas presupuestarias de la UE, pues reintegrar los ingresos a los hogares debería impulsar la economía. Pero muchos economistas han cuestionado sus planes. “El mercado ha estado anticipando esto y en los últimos días ya mostró preocupación”, dijo el analista de la correduría Patris Albino Olveira. “El próximo momento importante es la decisión del presidente”, agregó.

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