El papa Francisco pone fin el martes a su visita a Cuba con una misa en el santuario más venerado del país y una charla con familias antes de poner rumbo al norte para comenzar en Washington su gira por Estados Unidos.

La conversación de Francisco con las familias y el fuerte simbolismo de su vuelo a Estados Unidos subrayan dos de los grandes temas de su peregrinaje a Cuba: fomentar la reconciliación dentro de las familias y entre Estados Unidos y Cuba. El pontífice trabajó entre bambalinas como mediador durante 18 meses de conversaciones secretas para reestablecer las relaciones diplomáticas entre las dos naciones.

A su llegada a Cuba, el papa describió el éxito de las negociaciones como un ejemplo de pacificación para todo el mundo. El portavoz del Vaticano dijo el lunes por la noche que su viaje pretendía en parte fomentar el progreso en los esfuerzos por normalizar los lazos entre Cuba y Estados Unidos en campos como el comercio o la cooperación medioambiental.

Más allá de su importancia para el papa, el estado de la familia es desde hace tiempo una preocupación para la Iglesia católica en Cuba. Las privaciones económica y las sucesivas oleadas de emigración dejaron a muchas familias rotas y divididas, y la Iglesia se ha centrado en los últimos años en intentar fomentar valores tradicionales como el trabajo duro, el respeto y la fidelidad, que muchos cubanos temen se hayan ido perdiendo con el tiempo.

Esa preocupación sobre la degradación moral es extendida entre los cubanos, al margen de sus creencias religiosas.

Aunque en torno al 10% acude a misa de forma regular, muchos más creen en figuras religiosas como la Virgen de la Caridad del Cobre, cuyo santuario es importante tanto para los católicos practicantes como para los seguidores de las tradiciones afrocubanas de la Santería.

La imagen de madera, que mide unos 30 centímetros (un pie), se venera en una iglesia color marfil con altas cúpulas rojas a la sombra de las montañas de Sierra Maestra en la pequeña localidad de Cobre, a las afueras de Santiago. Un rincón de la iglesia donde Francisco celebrará una misa está dedicado a ofrendas a la virgen, como exvotos y miles de notas escritas a mano.

Antes de volar a Santiago el lunes, Francisco celebró una misa en Holguín, una ciudad de unas 300.000 personas en el este de Cuba. En su homilía tocó algunos de los temas que ha planteado sutilmente durante su estudiada visita a Cuba.

El papa habló a la multitud de cómo Jesús recogió a un detestado recaudador de impuestos, Mateo, y le invitó sin prejuicios a que le siguiera. Ese acto de misericordia cambió a Mateo para siempre.

Francisco dijo a los cubanos que ellos también deben permitirse a sí mismos a "ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos".

En su tercer día de visita a la isla, Francisco preguntó a los fieles si creían posible que un recaudador de impuestos pudiera convertirse en servidor, y si un traidor podría convertirse en un amigo.

Es una cuestión que Francisco ya había adelantado el domingo por la noche en un encuentro improvisado con jóvenes. Les instó a tener grandes sueños sobre cómo podría ser su vida y a no dejarse encasillar por ideologías o ideas preconcebidas sobre otras personas.

Francisco instó a los jóvenes a hablar con personas diferentes en lugar de atacar aquello que les separa de los demás.

El mensaje llega en un momento delicado de cambio en Cuba. Además de reestablecer las relaciones diplomáticas, el gobierno comunista introduce modestas reformas de libre mercado que han abierto algunos sectores de la economía a la empresa privada, creando desigualdad económica y un creciente cinismo, especialmente entre los jóvenes.

Como resultado, Francisco ha hecho hincapié en las ideas de la reconciliación y de mirar más allá de prejuicios e ideologías.

Tras su llegada a Santiago, el papa acudió al santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, donde celebrará una misa el martes. Tras dejar un ramo de flores a los pies de la imagen, Francisco se santiguó y rezó, sentado y en silencio, durante unos 10 minutos. Después se levantó y recitó una plegaria.

Francisco parecía sufrir algo de incomodidad al caminar. Recibió ayuda para levantarse y descender escaleras durante el viaje, y el portavoz del Vaticano reconoció el lunes que el pontífice no se mueve bien. Francisco sufre ciática y tiene problemas en una rodilla.

mgg

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