Roma.— Partiendo de lo que llama la “antipolítica” italiana, el profesor Michele Prospero abordó en exclusiva para EL UNIVERSAL temas de gran actualidad como la decadencia de la política, “que hoy está al servicio del mercado”, y la crisis de las izquierdas europeas que, “al adoptar el paradigma económico neoliberal, renunciando a sus viejos valores”, han perdido el contacto con los sectores sociales que otrora representaban, fomentando así el surgimiento de nuevos sujetos políticos, como Syriza en Grecia y Podemos en España que hoy, unidos al papa Francisco, son las voces más críticas contra la globalización económica. L’antipolitica dalla Bolognina alla Leopolda es el título del más reciente libro de Michele Prospero.

La antipolítica es el sugestivo título de su nuevo libro.

—En este libro hago una relectura de la política italiana, explico por qué en 20 años han desaparecido en Italia dos sistemas políticos y cómo esta descomposición hizo surgir la cultura de la antipolítica que hoy nos gobierna.

Usted habla del premier Matteo Renzi, que quizá por esta antipolítica ha creado fuertes divisiones en su Partido Demócrata (PD).

—Renzi completa este proceso de antipolítica. Llega al poder sin haber sido parlamentario —cosa que en Europa no existe—, haciendo caer un gobierno de su partido y con la consigna de eliminar a los viejos exponentes de la política. Es el premier y secretario del PD, pero juega a estar dentro y fuera de la política y, sosteniendo representar los sentimientos más genuinos del pueblo, castiga a los políticos.

Renzi, sin embargo, ha hecho reformas que nadie había logrado realizar y que para bien o para mal están cambiando Italia.

—Son reformas que no responden a exigencias institucionales, sino a un seductor objetivo: política a costo cero. La reducción de los senadores y la abolición del financiamiento público de los partidos significa reducir los costos de la política.

Esto último es, sin embargo, un reclamo no sólo en Italia.

—Desde la óptica de la antipolítica es correcto, sin importar que esto lleve a que los partidos dependan de los grupos económicos, porque para sobrevivir necesitan de canales de financiamiento privados.

Las recientes elecciones regionales son definidas como una derrota política para Renzi. ¿Esta derrota, unida a las de la izquierda en Europa, no es el resultado de la pérdida de identidad de la izquierda?

—En las regionales el PD perdió más de dos millones de votos por haber roto con su base social, con sindicatos, maestros y empleados públicos, al introducir el despido sin causa justificada, la figura del director con poderes absolutos y por negarse a revisar el contrato colectivo de los empleados del sector público. Pero vista su ideología pro empresarial, la derrota de Renzi no forma parte de la crisis de las izquierdas.

Pero la pérdida de identidad de la izquierda es un hecho.

—En efecto, al haber adoptado el neoliberalismo, la izquierda hoy no tiene ya la capacidad de representar a los trabajadores y a los sectores populares ni de movilizar a los sectores más débiles.

Es en este nuevo marco que han surgido nuevos sujetos políticos.

—En Europa hoy existe una doble geografía política. En el sur, en Grecia, Syriza ha sustituido al viejo PASOK y en España, conviviendo con la izquierda, Podemos se ha reafirmado electoralmente. El contagio griego, no económico, sino político, es sin embargo la gran preocupación, se teme que emerjan nuevos sujetos políticos que puedan determinar evoluciones no deseadas. Muchos, de hecho, esperan que Syriza y su líder Alexis Tsipras fracasen, pero no todos comparten esta idea.

Estados Unidos se mueve en dirección opuesta a Europa.

—Sí, EU la ha invitado a resolver el problema griego superando las políticas de la austeridad y el rigor, pero las izquierdas y derechas del norte de Europa convalidan este paradigma debido a los nacionalismos y al temor que infunde un cambio de política económica.

Es claro que los nuevos movimientos responden a los intereses de sectores otrora cercanos a la izquierda.

—Sí, porque con la caída del Muro de Berlín se intentó fallidamente conjugar fórmulas neoliberales, el mito de la competencia, con un debilitamiento de la tradición socialista. Esto removió la geografía política continental y en España y Grecia se dio la radicalización de la izquierda.

No me parece que Podemos, la nueva formación política que ha irrumpido en España, se inspire políticamente en la izquierda.

—Si bien no es comunista como Syriza, Podemos nace de una radicalización en el interior de la izquierda española, de hecho es favorable al diálogo con un renovado PSOE. En Italia la crisis produjo una confrontación entre las sociedades civil y política —la antipolítica exasperada por el Movimiento 5 estrellas— que no se da en Grecia ni tampoco en España, donde la lucha es en contra del liberalismo económico.

¿El éxito de estos nuevos sujetos políticos no es un síntoma de la decadencia de la política tradicional?

—En el sur de Europa sí, porque la crisis económica se transformó en crisis social, haciendo estallar la rabia popular y poniendo en cuestión a la política y a los partidos. Como la crisis no ha sido tan aguda, el viejo cuadro político no ha cambiado en el norte de Europa, Alemania, Inglaterra y Francia, pero a pesar de esto Europa necesita salvar la política, sacarla de esta crisis.

¿Cree usted que la corrupción podría ser el origen de la deslegitimación de la política?

— En el sur de Europa, particularmente en Italia y Grecia, la corrupción está muy difundida. El problema es que la crisis económica y política la han hecho aún más evidente y por ello algunos la consideran el elemento central y no sólo un aspecto de la decadencia de la política.

El politólogo Francis Fukuyama habló del fin de las ideologías, pero éstas siguen vigentes sin involucrar más al electorado.

—Esta teoría surgió cuando el liberalismo económico asumía un nuevo rostro ideológico que acentuó la globalización, con la cual la política terminó por asumir un papel marginal al sustituir valores como el trabajo y igualdad con el paradigma de la competencia en los mercados. Hoy la política está al servicio del mercado, se preocupa de las exigencias del mundo financiero por estar subordinada al dinero, porque ha dejado su autonomía en manos de los grandes grupos económicos. Este vínculo democracia-política-capitalismo financiero es lo que critican Syriza y Podemos.

Norberto Bobbio decía que ahí donde está ausente el Estado la presencia de la Iglesia se hace más fuerte. Digo esto porque, para algunos, el papa Francisco es el verdadero representante de una izquierda que ya no existe.

— El mismo Papa ha dicho que lo acusan de comunista y si bien esto es errado, es indudable que en Italia y Europa los únicos cuestionamientos públicos contra el capitalismo y las desigualdades provienen de la esfera religiosa. ¿Por qué? Porque al haber adoptado una ideología funcional-mercantil, la izquierda ha perdido su alma crítica. Hoy en día la única voz crítica es la de la autoridad impotente de un Papa debido a la ausencia de la autoridad potente de la política.

Jorge Gutiérrez / Corresponsal

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