Un cohete  no tripulado Falcon 9, de la empresa SpaceX, que llevaba carga para la Estación Espacial Internacional (EEI), explotó ayer minutos después de su lanzamiento. La cápsula se encontraba a una altitud de 40 kilómetros, traspasada la fase del despegue que se considera más peligrosa por las fuerzas aerodinámicas.

Los científicos de la NASA están investigando el incidente, sin que por el momento hayan precisado las causas del fallo.

Se trata de la tercera misión de carga con destino a la EEI que sufre problemas este año.

“Es un recordatorio del increíble desafío de los vuelos espaciales, pero aprendemos de cada éxito y cada problema”, indicó Charles Bolden, el director de la NASA en un comunicado. “El intento de hoy no nos detendrá de nuestro ambicioso programa espacial”, agregó.

SpaceX es la primera compañía privada que ha logrado un contrato con el gobierno estadounidense para llevar a cabo este tipo de operaciones.

La empresa, con sede en California, tiene un contrato de  mil 600 millones de dólares con la NASA para realizar 12 misiones de abastecimiento a la EEI con su cohete Falcon 9.

En esta ocasión, llevaba más de dos toneladas y media de suministros para la EEI, donde actualmente se encuentran tres astronautas: el estadounidense Scott J. Kelly y los rusos Gennady Padalka y Mikhail Kornienko. Desde el espacio, Kelly señaló en Twitter que había sido un fallo “triste” y subrayó que “la carrera espacial es complicada”.

De acuerdo con la agencia espacial estadounidense, los astronautas cuentan con suministros para cuatro meses. Además, están previstas nuevas misiones el 3 y 22 de julio por parte de Rusia, y una japonesa el 16 de agosto. El próximo lanzamiento de un SpaceX, dirigido por el millonario Elon Musk, está programado para el 1 de septiembre. Musk indicó que la información preliminar apuntaba a un exceso de presión en uno de los tanques de oxígeno de la nave.

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