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De manera coordinada, la procuraduría capitalina y su homóloga en el Estado de México buscan a las personas que la mañana del martes dejaron un cuerpo decapitado en las inmediaciones de la delegación Iztapalapa y la cabeza en el municipio de Texcoco, la cual tenía un mensaje intimidatorio.

De igual manera, se busca identificar lo más pronto posible a la víctima, la cual —según las primeras investigaciones— es un conocido narcomenudista que opera en la zona limítrofe con el Estado de México, por lo que no se descarta que el homicidio esté vinculado con células criminales; sin embargo, hasta el momento nadie se ha presentado a identificarlo.

Según la cronotanatología del occiso, el hombre de entre 30 y 35 años de edad fue asesinado en otro lado, donde también fue decapitado; después, los asesinos dejaron el cuerpo en el punto ya mencionado, donde también se desplegó un fuerte operativo policiaco para evitar más homicidios, al tiempo que se analizan las cámaras de seguridad para dar con los responsables.

Elementos de la policía capitalina atendieron las llamadas de auxilio de madres de familia que por la mañana llevaban a sus hijos a la escuela y alertaron del crimen, pues dentro de un vehículo abandonado en la colonia Ermita Zaragoza, delegación Iztapalapa, estaba la víctima sin cabeza.

Más tarde, sobre la carretera Los Reyes La Paz, Estado de México se reportó la extremidad cefálica, al acudir peritos de ambas corporaciones, dieron a conocer que las características físicas así como vestimenta del cuerpo coincidía, por lo que posiblemente era de la misma persona.

Buscan a presuntos sicarios. Denuncias vecinales así como reportes de inteligencia entre ambas corporaciones, detallan que en el corredor donde se encontró la extremidad cefálica opera un grupo delincuencial dedicado a la venta de estupefacientes, al robo de camiones de transporte de mercancía y, en ocasiones, al robo de transporte público, por lo que indagan si el mensaje tiene que ver con la lucha por este sector.

Algo similar a la investigación que mantiene paralelamente la procuraduría del Estado de México en el caso del llamado justiciero de La Marquesa, donde tampoco se ha descartado la hipótesis de que en realidad se trate de un ajuste de cuentas de bandas criminales por dominar el robo en esa ruta de transporte público.

Incluso, se analiza si el mensaje intimidatorio en verdad está relacionado con el crimen organizado o si fue una artimaña para desviar la investigación. Hasta el momento se ha logrado establecer, gracias a las cámaras de vigilancia, que el vehículo en el que se encontró el cadáver ingresó a la Ciudad de México desde el Estado de México y era acompañado por otro auto.

El seguimiento de las cámaras de seguridad estableció que ambos vehículos ingresaron a la Ciudad por la avenida John F. Kennedy. Asimismo, se observa que el tripulante del vehículo circula sobre avenida Sentimientos de la Nación y se estaciona a la altura de la calle Cerro del Veladero, hasta donde llega el segundo automotor. Ahí, aparentemente cruzan palabras y el conductor del Nissan avanza.

Posteriormente, el Tsuru, en el que se descubrió el cuerpo sin vida y sin la extremidad superior de un masculino de aproximadamente 30 años, fue abandonado en Ramón de los Santos, esquina con retorno Constitución de Apatzingán, colonia Ermita Zaragoza, mientras que la unidad que lo seguía regresó al Estado de México incorporándose a la avenida Texcoco, a la altura de Siervo de la Nación, pasando por el perímetro del municipio de La Paz, en la entidad vecina.

No se ha logrado determinar si los agresores ya traían dentro del auto el cuerpo de la víctima. Los datos del otro auto se mantienen en el anonimato para no entorpecer las investigaciones; en total, en el vehículo buscado por las autoridades, viajaban cinco personas.

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