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La flexibilización del programa Hoy No Circula fue negativa, por lo que es necesario reducir el número de vehículos en funcionamiento en el Valle de México para contribuir a disminuir los altos índices de contaminación, coincidieron en señalar expertos consultados por EL UNIVERSAL.

Javier Riojas, académico del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana, especializado en Desarrollo y Medio Ambiente, consideró que “es paradójico que se activen medidas de emergencia cuando los contaminantes están tan altos, cuando el daño ya está hecho. Se tienen que bajar los niveles en los cuales se activa la precontingencia y contingencia”.

Ricardo Torres Jardón y Agustín García, integrantes del Departamento de Físico-Química Atmosférica del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, coincidieron en que con el Hoy No Circula lo que se promovió fue el tránsito de vehículos nuevos, pues la reacción de muchas personas fue adquirir un automóvil, lo cual ha derivado en otro problema, que es reducir el alto número de automotores en las vialidades.

El estudio Mejorar la calidad del aire del Valle de México es urgente y un gran reto para la sociedad, del Centro Mario Molina, destaca que hay una tendencia creciente del transporte, puesto que entre 1990 y 2012 los vehículos pasaron de menos de tres millones a más de cinco millones.

Destaca que en los últimos seis meses se ha observado un incremento de cientos de miles de vehículos transitando diariamente.

De acuerdo con la Comisión Ambiental de la Megalópolis, podrían estar circulando hasta 600 mil vehículos más todos los días. En muchos casos, se trata de vehículos que tienen altos niveles de emisiones y que lograron acceder al holograma cero aprovechando prácticas de corrupción y fallas evidentes en los sistemas de verificación, destaca el documento.

Indica que a partir de mediciones realizadas en 2015 con equipo de sensor remoto, cerca de 45% de los vehículos con holograma cero y más de 80% de los que tienen holograma dos rebasan los límites permitidos por la normatividad actual. “Esto es de por sí grave, pero aún más si se considera que esos límites son demasiado laxos y deben ser actualizados”.

El experto Javier Riojas planteó que las personas pueden ayudar a bajar los niveles de ozono disminuyendo el uso del automóvil y la calefacción. Recordó que actualmente los daños a la salud se registran cuando se llega a los 100 puntos Imeca.

Agustín García y Ricardo Torres, de la UNAM, estuvieron de acuerdo en que para una mala calidad del aire en la Ciudad de México se requieren dos factores: emisiones contaminantes y condiciones meteorológicas adversas.

Las primeras no han cambiado significativamente, lo que sí se registra desde hace unos días son problemas de dispersión y, con ellos, la activación de precontingencias ambientales, que deben hacer conciencia en la población de que el asunto de la contaminación aún requiere de su participación y de trabajo para solucionarlo.

Urgen cambios. Las organizaciones ambientales piden también un cambio radical de las políticas de movilidad urbana de las ciudades en el país para resolver los problemas de calidad del aire, especialmente en el Valle de México, debido a que más de 80% de los presupuestos están enfocados en impulsar el uso de automóviles.

El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) afirmó que se tiene que invertir en la transformación del transporte público y su electrificación, para que se reduzca el uso del coche en las ciudades, puesto que el sector transporte es el que más contamina en el país.

“No tenemos una política de largo plazo y con una visión nacional y local de lo que queremos en materia de calidad del aire y de movilidad para la ciudad. Esto es una responsabilidad compartida tanto del gobierno federal como del gobierno de la Ciudad de México y de la Comisión Ambiental Metropolitana”, dijo Margarita Campuzano, directora de Comunicación del Cemda.

“Tenemos un rezago de más de 10 años en cuanto a los estándares de las normas de movilidad y regulación de las emisiones de contaminantes de vehículos de pasajeros y de carga”, afirmó la especialista.

Greenpeace advirtió, a su vez, que es necesario iniciar la electrificación del transporte público para que los autobuses, microbuses y el Metrobús dejen de usar gasolina.

“Si estas situaciones [contingencias] las queremos desterrar de nuestro día a día o de nuestra ciudad, lo que tiene cambiar es el sistema de movilidad que impera en nuestros municipios. […] El tema del transporte es básico porque si nuestro sistema de movilidad está apuntalado sobre el uso individual del automóvil, vamos a llegar a este tipo de problemas extremos”, aseguró Gustavo Ampugnani, líder de la campaña de megaciudades de Greenpeace México.

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