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Con el pretexto de contestar el “whats”, revisar alguna red social o, incluso, entretenerse con algún video juego para mitigar el tiempo de espera, cientos de usuarios de los bancos usan constantemente su móvil ante la nula supervisión dentro de las sucursales bancarias.

En las puertas de las instituciones crediticias hay cartelones en los que se prohibe ingresar con gorra, lentes oscuros y además el uso de los teléfonos celulares por cuestiones de seguridad y también porque la señal que emiten puede afectar el uso correcto de las computadoras; sin embargo actualmente, estas medidas son olvidadas.

En un recorrido por los bancos de avenida Universidad se observó que los usuarios disminuyen el sonido del teléfono para evitar llamar la atención, aunque es evidente el uso del “whats” y el “face”.

“Tengo ya más de media hora aquí y nomás no me toca, entonces para no aburrirme pues juego un rato y reviso mi perfil”, explicó Carmen González, quien además reveló que nunca le llamaron la atención en el banco.

Otros más formales explican que aunque están conscientes de la prohibición, el móvil ahora es un instrumento indispensable y por cuestiones de trabajo no se tiene que dejar de lado, siempre y cuando todo sea por mensajes.

No en todos los bancos hay vigilancia permanente de la Policía Bancaria de la SSPDF, pero aún con la presencia de los uniformados, no disminuye el uso de estos aparatos. “Estamos para otras cuestiones, no para quitar celulares o revisar quién lo usa y quién no, eso es trabajo de los empleados”, puntualiza un oficial que pidió no ser identificado.

Los dependientes, por su parte, aseguran que en esta temporada decembrina es cuando más usuarios acuden a hacer un trámite, solicitar préstamos o saldar deudas, por lo que la seguridad es menor.

“Se supone que ya todos los que entran saben que no se usa el teléfono, es por su propia seguridad y ellos deben ayudar, cuando nos damos cuenta les llamamos la atención, aunque se enojen.

“Ahora que hay mucha gente es más difícil vigilarlos, luego los roban y nos culpan o sospechan de nosotros, pero ni los cajeros ni los ejecutivos podemos tener un teléfono”, explicó Daniela, quien además de repartir los turnos y acomodar a los clientes conforme van llegando, supervisa que nadie use algún teléfono celular.

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