Hace 10 años Patricia Escobar llegó a vivir al número 46 de Prolongación Granditas, en Tierra Colorada, una zona que según las autoridades es de alto riesgo y no es adecuada para construir viviendas.

Consciente de los riesgos, el esposo e hijo de Patricia se dieron a la tarea de levantar una barda de piedra volcánica con cemento detrás de su casa para evitar que un deslave aplaste sus dos cuartitos.

La casa de Patricia está a mitad de una montaña y lo único que la soporta son unos costales rellenos de tierra. Está conformada por un cuarto de tabique con techo de lámina y un cuarto con paredes y techumbre de lámina.

“Desde que llegué a vivir aquí hemos pedido ayuda a las autoridades. Mi esposo fue a la delegación para ver si nos podían ayudar con material para hacer la barda de atrás, también les pedimos lámina, nos dicen que sí, pero nunca vienen, nunca nos han apoyado”, comentó.

Para estar más seguros durante este periodo de lluvias, comenzaron a levantar un muro de piedra volcánica, pero apenas mide más de un metro y no garantiza el bienestar de las tres personas que habitan el inmueble.

Otra medida de prevención que adoptó la familia de Patricia ante las condiciones climáticas fue cubrir las láminas de su techo con plásticos para evitar que se goteen.

Cuando llueve se mete el agua a su casa, sobre todo al cuarto de su hijo: “si llueve duro se le moja la cama porque viene con fuerza, si llueve con aire mueve las paredes y el techo de lámina”.

Para impedir que sus aparatos se le descompongan, Patricia los cubre con plástico: “Cuando no tenían hule se metía el agua y dañaba las cosas, así se nos descompuso una tele y hasta ahorita no la hemos podido arreglar”.

Durante esta temporada, un río de agua pluvial corre por un costado de su casa.

Aunque Patricia tiene miedo de que una lluvia intensa pueda desgajar el cerro o tirar un árbol sobre su casa, menciona que permanecen en el sitio por necesidad.

Para hacer más llevadera su estancia, el esposo e hijo de Patricia colocaron costales de tierra para propiciar un suelo firme y evitar que su vivienda sufra algún daño. Como su casa está a mitad del cerro, tuvieron que improvisar y armar una escalera con pedazos de madera y piedras para entrar y salir de su hogar. Aunque es complicado el acceso, después de tantos años se acostumbraron.

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