Víctor Manuel tiene 21 años. Vive con su padre y trabaja en la calle.

“ Yo soy aseador de zapatos y estudié sólo hasta la secundaria. Me alimento en la calle todos los días. Como en la calle, en los puestos ambulantes. Gasto aproximadamente 30 pesos en el desayuno, 30 en la comida y 30 en la cena.

“Los pantalones, las camisas, las sudaderas, me las compro en el mercado. Zapatos no uso; sólo uso tenis. Nunca entro a un centro comercial más que cuando me invitan a comer una Pizza, pero eso casi nunca pasa.

“Mi música la voy a descargar a un cibercafé, porque no puedo comprar discos originales. Todo lo compro en el mercado informal; y si quiero leer algo, pues leo los periódicos que de vez en cuando compro para los clientes que vienen a bolearse conmigo los zapatos”, dice el joven.

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