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Guiados por el humo y lámparas de mano, un grupo de brigadistas subió al paraje Joyas Grandes, en el Ajusco, para combatir un incendio de grandes dimensiones.

“Era de noche y no veíamos nada, tardamos entre 40 minutos y una hora en subir cuesta arriba. Aunque llegamos cansados, lo importante era combatir el fuego”, comentan.

Elizabeth Romero fue una de las vigilantes de la montaña, de la Comisión de Recursos Naturales (Corena), quien subió al Ajusco para ayudar a sofocar las llamas.

“Me dio miedo, es válido tenerle respeto al fuego, por eso trabajamos con mucho cuidado”, expresó. Para llegar al paraje Joyas Grandes, Elizabeth caminó durante una hora. Alumbró su camino con una lámpara que llevaba en su mochila de supervivencia.

“Fue complicado caminar en la oscuridad, más porque es una pendiente pronunciada. La verdad sí me costó mucho trabajo caminar en la noche y combatir así el incendio”, reconoció.

Además de su equipo de protección como zapatos, pantalón, camisola, guantes, casco, paliacate, lámpara y goggles. La mujer de 36 años llevaba una mochila donde guardaba alimentos que pesen poco —como galletas—, agua, dulces y un suéter “porque no sabemos a qué hora vamos a bajar”.

Aceptó que llegó cansada a la cima del Pico del Águila, “pero es nuestro trabajo y en un momento se olvida”.

Elizabeth es azadonera, así que parte de su labor fue hacer una línea de control para que el incendio no siguiera avanzando.

Explicó que para evitar la propagación de las llamas formaron una barrera construida alrededor del perímetro del incendio.

Cerca de las 3:00 de la mañana bajó del cerro, descansó un momento y después regresó al punto de control de la Cantimplora para colaborar en lo que hiciera falta.

“Las llamas estaban muy altas”. Desde los 17 años, José Jesús Contreras se dedica a controlar incendios forestales. Ahora tiene 19 años y participó en el control del incendio en el Ajusco.

El joven tardó 40 minutos en llegar al paraje afectado. “Las llamas estaban altas y tuvimos que trabajar durante ocho horas”, apuntó.

La instrucción que le dieron sus superiores fue “atacar el incendio de cola a cabeza, por ambos lados”.

“Hicimos trabajo de prevención para que el fuego no tuviera continuidad. Con azadoneras llegamos a suelo mineral para que no prosiga el fuego. Fuimos quitando combustible para evitar la propagación”, abundó José.

Cuando el incendio se controló, el brigadista se retiró con sus compañeros. Descansó algunas horas y volvió al centro de mando al amanecer.

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