Clínica de Periodismo

Entre el ir y venir de corredores, movimientos de calistenia y un terreno por naturaleza desnivelado, el ambiente que persiste en el Bosque de Tlalpan es “muy tenso”, coinciden atletas del lugar luego de una semana de implementado el operativo Bosque Seguro debido a protestas por el ataque a una mujer en el parque.

Tras el caso de la agresión física durante la tarde del pasado 5 de octubre, deportistas e integrantes de la asociación civil de Corredores del Bosque de Tlalpan exigieron mayor vigilancia al interior del área natural protegida, lo cual obtuvo respuesta con un operativo de 200 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México.

El dispositivo puesto en marcha, coordinado por la Policía de Proximidad de la Unidad de Protección Ciudadana (UPC) Fuente y la Policía Montada, está instalado desde el sábado pasado en distintos puntos de control en los diferentes accesos, así como en circuitos y zonas mayormente utilizadas con el propósito de brindar vigilancia.

Desconfianza. Sin embargo, los deportistas aún perciben “un ambiente de inseguridad”, manifestó Jack Rodriguez, corredor que frecuenta el sitio desde hace ocho años.

“Aunque ahora haya vigilancia, ésta sólo va a durar unos cuantos días en lo que medio se olvida el caso de la chica. La inseguridad aquí es muy recurrente: robo de celulares, acosos; hace unos años pasó algo parecido con una chava, sólo que a ella no le tiraron los dientes... e igual se puso seguridad y todo, pero a las semanas los quitaron”, señaló Rodríguez mientras pagaba un jugo de toronja para degustar luego de hacer ejercicio.

Por su parte, Leonardo Fajardo, corredor ocasional del Bosque de Tlalpan, comentó que “se vive un entorno de mucha tensión porque, más allá de lo sucedido, hay muchos puestos [de control], rondines con motos, de patrullas y camionetas, lo cual está bien, pero, ¿por cuánto tiempo?, ¿será que estamos tan mal?”, cuestionó cuando terminó de realizar sus estiramientos.

Asimismo, Cristina Sánchez, vecina de la zona y corredora habitual en dicho parque, aseguró que “es lamentable que un lugar de ejercicio y diversión se convierta en un sitio de inseguridad donde te tengas que estar cuidando en vez de relajando o sintiéndote bien. La parte alta del bosque es la más bonita [lugar donde ocurrió la agresión] porque es muy amplia, pero es la más sola y la más insegura: sólo corro por ahí los fines de semana que es cuando venimos más personas o cuando vengo en grupo”, concluyó.

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