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El circuito de la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico, será sometido a un proyecto piloto de semipeatonalización, mediante la reducción de seis a dos carriles para el tránsito vehicular y de forma paralela cambiar el sentido de la circulación para agilizar el flujo de autos, mientras que los espacios sobrantes se destinarán para el paso de transeúntes y el acceso de tránsito local.

El titular de la Autoridad del Espacio Público (AEP), Roberto Remes, afirmó a EL UNIVERSAL que la estrategia se implementará después de agosto próximo con el objetivo de favorecer al peatón y al mismo tiempo reducir el caos vial de Calzada de Tlalpan a 20 de Noviembre; de ser exitoso los ajustes se implementarán de forma permanente.

“Los seis carriles son un exceso porque las alimentaciones que hoy día tiene el Zócalo son menores: la calle 20 de Noviembre tiene dos carriles; Cinco de Mayo, tres y Moneda, uno”, explicó el coordinador general de la AEP.

“Entonces podemos hacer una operación simple y es una manera de peatonalizar, el área que seguirá manteniendo circulación vehicular sería el eje de 5 de Febrero-Brasil”, agregó.

El principal ajuste vial consiste en que al llegar al Zócalo, los automovilistas que avanzan por 20 de Noviembre deberán dar vuelta ahora a la izquierda y seguir por el circuito de la plaza hasta República de Brasil o Tacuba, pues la mayoría de coches corresponde a tránsito de paso que se dirige a centros de trabajo en Polanco, Reforma y Anzures.

“Esto resuelve una lógica en la que Tlalpan todavía genera una carga importante de vehículos, son más de 60 por minuto que aporta [al Centro ]”, comentó Remes Tello de Meneses.

Para dicha modificación, la AEP solicitará permisos para demoler una jardinera ubicada en el circuito vial casi al llegar a 5 de Mayo, y además reubicar tanto las plantas como un busto de Cuauhtémoc.

En contraparte, se restringirá el paso de autos al circuito en la parte que colinda con un edificio del gobierno capitalino, Palacio Nacional y la Catedral.

En esta sección se delimitará un carril de 4.5 metros de ancho para las unidades que sí acudan a estos inmuebles, pero Roberto Remes resaltó que con los demás carriles liberados “sería mucho más cómodo caminar en rincones donde se concentra mucha gente”, como las salidas del Metro Zócalo.

El funcionario dijo que se analizará favorecer a los peatones con ajustes a la programación de semáforos, como en 5 de Febrero y 16 de septiembre, donde el tiempo para coches es muy largo a pesar del alto flujo de transeúntes en este sitio.

Este plan piloto complementará a la estrategia de prohibir la circulación del transporte público en el Zócalo capitalino, que el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, anunció que empezará a aplicarse en la primera quincena del mes entrante.

Remes estimó que los ajustes viales se aplicarán después de esta medida y forman parte de un plan de rehabilitación de la Plaza de la Constitución, que se consensará con otras autoridades.

Aclaró que el plan es provisional pero, de ser exitoso, la delimitación de los carriles para coches y las áreas peatonales se harán permanentes.

Para esta primera etapa, estimó que se invertirá un millón de pesos para comprar señalamientos, conos que delimiten el arroyo vehicular así como para contratar agentes de tránsito.

En 2017, renovación de plancha. En entrevista, Roberto Remes informó que el próximo año se hará la renovación de la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, que es la plaza pública más importante del país, y estimó que el costo puede ser de 200 millones de pesos, pues se podría incluir la rehabilitación de la calle Guatemala y de una cuadra de 20 de Noviembre.

“El Fondo de Capitalidad es el que debería pagar esto, es una obra de todos los mexicanos y vamos a pedir que el fondo lo pague, vamos a revisarlo con la secretaría de Finanzas”, dijo.

Aclaró que aún no hay un proyecto ejecutivo, y que el costo calculado se basa en el uso de un material llamado recinto, el cual se usó en el piso de la semipeatonalización de la calle 16 de septiembre.

La plancha del Zócalo mide dos hectáreas y cerca de 2.5 hectáreas si se incluye el circuito entre la Catedral Metropolitana y el edificio del gobierno capitalino.

En un recorrido se observó el deterioro de la plancha: hay varias guarniciones y banquetas destruidas en el perímetro de la misma, así como coladeras hundidas y baches en otros puntos.

Para los detalles de esta obra aseguró que se escucharán más voces, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), instancias del gobierno local y federal, historiadores o comerciantes, así como hacer un foro para presentar el plan y enriquecerlo.

“Tenemos que ser abiertos y que participen todos”, dijo el coordinador de la AEP, pues además la plaza está rodeada de inmuebles catalogados y la traza urbana es muy antigua.

Destacó que el Zócalo se mantendrá como un espacio abierto de expresión y de manifestación, mientras que cuando se hagan las obras, se podría mantener algún cuadrante abierto para que realicen actividades, incluidos los grupos de danzantes prehispánicos.

Roberto Remes comentó que la rehabilitación puede dar lugar, incluso, a analizar si se puede colocar en el suelo un mosaico que forme el escudo nacional, pero para ello se someterá a una discusión amplia.

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