"Los corsos somos un pueblo orgulloso de nuestras tradiciones. En nuestra identidad hay mucho del gusto de los italianos y del savoir-faire de los franceses. Fuimos parte de la República de Génova, alguna teoría sugiere incluso que Cristóbal Colón nació en Córcega. Todas las civilizaciones y culturas con influencia en el Mediterráneo han pasado por ella: fenicios, griegos, romanos, franceses. Somos una cultura resultado de muchas culturas. Nuestros vinos reflejan también esa historia, pero a la vez son expresión de una tierra única", dice Marie Sorba, directora de Lia, distribuidora y promotora en México de los vinos de Córcega.

Esta isla parte de la República Francesa, famosa también por ser la cuna de Napoleón I, tiene una ancestral tradición vinícola. Sus vinos gozaron de una altísima estima en las mesas de la nobleza italiana, por ejemplo. Sin embargo en la 2a. Guerra Mundial, como ocurrió en otras tantas regiones productoras, sus viñedos fueron devastados. En la segunda mitad del siglo XX vino el gobierno nacional impulsó la recuperación de muchos campos, integrando a este proyecto a muchos franceses provenientes de la recién desintegrada colonia argelina.

Córcega en la mesa
Córcega en la mesa

"Desde el año 2000 se ha dado un importante movimiento desarrollado por una nueva generación de viñadores que se han enfocado hacia los vinos orgánicos y hacia la biodinámica. Representó en México a una docena de productores que bajo este pefil, pero sobre todo enfocados en un concepto de calidad, ponderan la riqueza de cepas autóctonas como la Vermentinu y la Niellucciu, además de las variedades locales de la Muscat, como la del Cabo Corso, entre otras", explica Marie.

Córcega en la mesa
Córcega en la mesa

Expresa que existen más de 30 uvas autóctonas, muchas de las cuales son parte del perfil vinícola corso desde hace siglos. Cuentan con más de 6 mil hectáreas de viñedos, distribuidos en nueve Denominaciones de Origen (DO), de las cuales la más antigua es Patrimonio. Frescura y mineralidad son elementos distintivos en los vinos corsos, tradicionalmente armonizados con la emotiva e inmediata cocina del Mediterráneo, que en el caso de Córcega adquiere un carácter muy propio.

Córcega en la mesa
Córcega en la mesa

Fiesta de sabores
Vinos como el Domaine Giudicelli Bianco 2011, de uva Vermentinu, una de las predominantes en la isla; así como Yves Leccia Domaine D'E Croce 2012, tinto de uva Niellucciu, forman parte de muestra de vinos de Córcega que podemos disfrutar en México-Francia: Fusión de sabores, presentado por Bistro 83, con el chef Horacio Armendáriz.

"Nos inclinamos por un concepto clásico de cocina, exaltando el concepto mediterráneo desde una perspectiva que solo apuesta a las preparaciones muy cuidadas y a una obsesión por la calidad de los ingredientes. He aprendido a través del tiempo que no hay vuelta en eso. Hay que buscar siempre lo mejor y crear todo el escenario para que los sabores sean los protagonistas del plato.

Córcega en la mesa
Córcega en la mesa

"En esta ocasión, platillos como la ensalada de jitomates campari rellenos de quesos brie y de cabra, con aceite de oliva y albahaca; la trucha salmonada con salsa de hinojo y mejillones con verduras salteadas; el filete sal y fuego, orgánico de ganado Herdford engordado con pastos de las praderas de Chihuahua, son una puesta en escena ideal para disfrutar las finas expresiones de la vitivincultura corsa; sin olvidar desde luego nuestro ya clásico Pumpkin Pie, con calabaza en tacha, que armoniza perfectamente con un Muscat de Córcega", dice Horacio Armendáriz.

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