En un partido cardiaco, el ánimo de la afición felina concentrada en la gran plaza frente al Palacio de Gobierno pasó de la tristeza y frustración a la cumbre de la celebración y la alegría.

Cuando su equipo parecía eliminado, con un hombre menos y con un gol en contra, volvieron a tomar esperanzas cuando se empató la gran final entre América y Tigres.

Pero la macroplaza estalló en gritos, luces, risas y hasta lagrimas de alegría cuando finalmente lograron la coronación en la tanda de penales.

De pantalla gigantes a pantalla de celular

Cientos de aficionados de la Universidad Autónoma de Nuevo León llegaron desde temprano a la gran plaza con la intención de disfrutar la final en pantalla gigante.

Sin embargo, terminaron viendo el partido en la micropantalla de un teléfono celular.

A ratos hicieron sentir su molestia con silbatinas y palabras altisonantes culpando al gobernador Jaime Rodríguez Calderón por no haber negociado con la televisora que tiene los derechos de trasmisión y que se abriera la señal.

Muchos de los asistentes que llegaron desde municipios como Santa Catarina, Apodaca y Guadalupe, se retiraron enojados a sus hogares, pero la mayoría optó por quedarse con la esperanza de que hubiera señal para ver el partido o esperar el resultado final.

Macroplaza estalla en alegría tras campeonato de Tigres
Macroplaza estalla en alegría tras campeonato de Tigres

Del pesimismo al optimismo

Bajo el optimismo ante la expulsión de Torres Nilo, pero al concluir los 90 minutos reglamentarios, volvieron a gritar el nombre de su equipo para alentarlos a seguir peleando el campeonato.

La afición se desplomó en su ánimo cuando cayó el gol del América y algunos empezaron a abandonar la gran plaza, aunque la mayoría permaneció con la cara triste.

La macroplaza se volvió una sucursal del “volcán” cuando en la parte final de los tiempos extras llegó el gol del empate que celebraron como un triunfo, pues los metía otra vez de lleno en la pelea por la vía de los penales.

El júbilo estalló cundo cayó el primer gol de su equipo y volvieron a gritar con la misma fuerza cuando el equipo azulcrema falló su primer tiro y así fueron festejando -gol anotado y gol fallado- hasta que soltaron toda la tensión cuando el portero felino hizo trizas las esperanzas americanistas al detener el penal definitivo.

Así, cientos de aficionados se sumaron a la fiesta desde todos los rincones del área metropolitana, con banderas, sombreros y gritando las porras con las que cada quince días animan a su equipo.

Y esperan que esta misma noche, en los albores de este lunes, lleguen los jugadores para celebrar con ellos la quinta estrella de su clubes Tigres.

Parece que esta noche, medio Monterrey no duerme.

Google News

Noticias según tus intereses