Contrajeron nupcias cuando Adán tenía 54 años y Lucía 45. Son primos hermanos y esperan procrear cuando menos un hijo.

La historia de amor entre Adán y Lucía data de sus años de jóvenes. Ambos son sordomudos y decidieron unirse hasta que los padres de ambos fallecieron.

Saben que por su edad se dificulta un embarazo, además a Lucía le han diagnosticado —en Tekax—, algunos problemas con su matriz, pero aun así, lo intentarán, quieren ser padres de un niño, como venga, “aunque no oiga ni hable; que sea como nosotros”, confesaron.

Chicán, no obstante los años y el modernismo que rodea a otras comunidades, sigue manteniéndose como antaño. Ahí cuidan sus apellidos, el auténtico origen maya.

Adán y Lucía parecen confirmar esa idea, los dos se apellidan Collí, nacieron de su misma ideología maya y creencia de que mantener sus apellidos intactos, los enaltece, los privilegia, los hace especiales.

Adán es albañil y también tiene 40 mecates de milpa, recién consiguió apoyo de la Sedesol y le entregaron material de construcción, pero tuvo que pagar mil 200 pesos que fue “su parte” del trato y será él mismo quien levante su vivienda de mampostería, de bloques, lo que será su hogar y el “de los hijos que tengamos.” explica a través de señas.

Lucía, quien atendía a los pavos, gallinas y hortalizas que tienen en su amplio terreno de Chicán, regalo de uno de sus abuelos.

De acuerdo con la historia de Adán, él no nació sordo y mudo. Asegura que de niño oía y hablaba, pero un día se le infectó un oído y no lo pudieron llevar al médico. Una semana después —relata— “ya no pude volver hablar y dejé de oír”, dice.

No es el caso de Lucía, pues ella asegura que desde que tiene uso de razón no puede hablar ni escuchar nada. Ambos jamás han usado aparatos auditivos.

La pareja no tiene intenciones de salir de su comunidad, sino que su futuro está ahí, donde sus padres, tíos, sobrinos y hermanos viven.

Los chicanenses siguen dependiendo de lo que sus padres y abuelos les enseñaron, de su quehacer diario en el campo, de su vida entre sí, de lo que al pueblo rodea y a sus mismos habitantes.

Fieles a sus costumbres , Adán y Lucía ya son pareja y quieren hijos. Entienden que es probable que tengan alguna discapacidad, pero admiten que es parte de su decisión y de sus costumbres.

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