Pescadores, ambientalistas, empresarios y hasta buzos se pronunciaron hoy en contra del proyecto de rescate de playas promovido por el hotel Coco Beach, debido a inconsistencias jurídicas, impactos ambientales a los arrecifes de coral y al avistamiento del tiburón toro, en Playa del Carmen.

Durante la reunión pública de información que organizó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), como parte del proceso de evaluación ambiental a que esta sometido el proyecto, nueve de 11 ponencias enumeraron las razones por las cuales las acciones propuestas son presuntamente inviables.

El proyecto consiste en la colocación de rompeolas en mil 250 metros lineales, dentro del mar, desde el hotel The Reef Coco Beach, hasta el muelle fiscal de Ultramar, en Playa del Carmen, municipio de Solidaridad.

Los trabajos incluyen la extracción de arena, de dos bancos marinos que suman 437 mil metros cuadrados y la inyección de 75 mil metros cúbicos de arena en una superficie costera de nueve mil 100 metros cuadrados, en la primera etapa, y de 30 mil 700 metros cuadrados, en la segunda fase.

Al respecto, la ambientalista, Aracely. Domínguez, indicó que el primer incumplimiento de la empresa promovente, consistió en elaborar y someter a evaluación de la autoridad, una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de carácter particular, cuando debió ser regional, por los ecosistemas que involucra y la magnitud de las obras.

Domínguez Rodríguez añadió que los impactos generados por los trabajos, generarán impactos acumulativos y fragmentación de ecosistemas y acusó a la empresa Inmobiliaria Coco Beach, de comportarse cómo "un delincuente ambiental permanentemente".

En ese tema, la ciudadana, Laura Artemisa, subrayó que la compañía pretende remediar la erosión que provocó al construir ilegalmente tres escolleras "que disfrazó de andadores", lo que precipitó la pérdida de playa en los terrenos adyacentes al hotel The Reef Coco Beach.

"La causa de la erosión, no es natural. Ellos son culpables de la pérdida de mil metros de playa; además colocaron 16 tubos de geotextil como escolleras y una maquinaria de bombeo de arena (...) tampoco tienen título de concesión de zona federal", recordó, durante su exposición.

Entre el historial de irregularidades acumuladas por el hotel -que promueve el proyecto en evaluación- está la omisión de la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) que recibió una denuncia firmada por cuatro mil personas, pidiendo la clausura y retiro de las escolleras, "la cual no ha tenido respuesta".

El presidente de la Asociación de Propietarios e Inversionistas de la Riviera Maya, Lenin Amaro, indicó que el origen del problema de la erosión en la zona, se ubica en el incumplimiento del proyecto de Restauración Ambiental de Playas de 2007, ratificado en 2009 y ejecutado entre 2009 y 2010, que consistía en el vertido de arena en 9.5 kilómetros de litoral, de Punta Esmeralda a Playacar.

"Solo se recuperaron 4.5 kilómetros", dijo, lo cual afectó a los asentados en los otros 5 kilómetros de playa, incluido el Coco Beach.

Coincidió en que la instalación de escolleras, disfrazadas de andadores y la extracción y depósito de cinco mil metros cúbicos de arena no autorizados, aumentó la erosión y afectó a los arrecifes de la zona, debido a la suspensión de sedimentos.

Remarcó la importancia de recuperar las playas, que atraen al 60 por ciento de vacacionistas que visitan Playa del Carmen y propuso la aplicación de un Plan de Recuperación Sustentable de Preservación de Playas y Organismos del ecosistema.

En otra participación, Francisco Chan Tuz, aseguró que de autorizarse el proyecto, con la primera extracción de arena, ésta se irá hacia los arrecifes, lo cual calificó como preocupante.

Manifestó que la colocación de rompeolas cambiará la dirección de las corrientes marinas, alterando la dinámica de la playa y agregó que con ello podría, incluso, causarse más erosión.

"Lo más recomendable seria restaurar el arrecife para crear más playa", afirmó, al subrayar que 120 embarcaciones, propiedad de pescadores y prestadores de servicios turísticos, dependen de la salud del arrecife coralino, por lo cual se pronunció contra el proyecto, al considerarlo "inviable".

Por "Saving our sharks", Miguel Ángel Lozano, advirtió sobre los impactos que el proyecto tendrá en la visitación, avistamiento y reproducción de tiburón Toro, actividades con 15 años de antigüedad en el área.

Explicó que a esa zona, llegan las hembras de tiburón Toro, preñadas, para dar a luz.

El avistamiento de esta especie representa un importante atractivo turístico y actividad económica para pescadores y buzos, actividad que se vería amenazada por la suspensión de sedimentos ocasionada por la extracción e inyección de arena. Además, el impacto auditivo asustaría a las hembras, añadió.

Por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), David Linares, habló sobre los aspectos legales del proyecto, que incumplen algunos aspectos del marco jurídico ambiental vigente.

Víctor Castro, pescador en la zona, tuvo una intervención para señalar que, en realidad, lo que busca el proyecto no es recuperar las playas, sino ganar terrenos al mar.

“Están pagando el precio de construir un hotel sobre la duna, en la punta”, afirmó, para agregar que las obras afectarán a los pescadores, a las tortugas marinas, al Tiburón Toro y al arrecife de coral.

“Ustedes cuidan su hotel, por eso no ven; nosotros somos pescadores y de eso vivimos”, añadió.

El delegado de la Semarnat en Quintana Roo, José Luis Funes, informó que las ponencias de empresarios y comunidad, terminaron a las 13.45 horas, hora en que cerró la reunión pública de información, para la cual se registraron 11 participaciones, de las cuales se ausentaron dos ciudadanos.

Asistieron a este ejercicio de participación ciudadana, 123 personas; se realizaron 50 preguntas por escrito y una de ellas, verbal.

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