Juchitán.— Mientras los tres ataúdes descendían al fondo de la tierra humedecida, los desconsolados amigos, familiares y vecinos que lloraban al filo de las tumbas cantaron a los fallecidos Estoy sufriendo por ti durante el trayecto al panteón Domingo de Ramos.

Con ese tema musical, que envía el mensaje de que todo es mejor en vida, fueron despedidos el vocalista del grupo Caribú, Víctor Sánchez López, su esposa, Saira Bolán Ramos, y su pequeño hijo de 11 años, Víctor, asesinados en su domicilio el pasado jueves.

Antes de llegar al camposanto, el ataúd con los restos del menor fue llevado a la Escuela Primaria Juchitán, donde concluyó el sexto grado. Los gritos de dolor se mezclaron con el toque de la campana escolar.

En el trayecto y frente al Palacio Municipal, los niños que estudiaron con Víctor soltaron globos blancos que el viento dispersó hacia el cielo azul mientras que algunas mujeres, vestidas de negro, regalaban rosas amarillas, rojas y blancas.

La mayoría de los integrantes de la familia musical de esta ciudad guardó sus instrumentos para acompañar al cortejo del vocalista.

El Grupo Caribú pidió autorización a los deudos y sacó fuerzas del dolor para cumplir dos compromisos pactados ayer en Tlacotepec y Laollaga.

“Hermana, ¡no te vayas! ¡No te vayas!”, suplicaba una mujer de rebozo enfundada en su huipil y enagua negra que caminaba detrás de la carroza que transportaba los restos de Saira.

El cortejo reunió a unas 500 personas que a la entrada del panteón fueron recibidas por el sonido de los cláxones de taxis y mototaxis, cuyos conductores hicieron una valla con sus vehículos. “¿Qué está pasando en nuestro Juchitán?”, interrogó un taxista.

Al pie de las tres fosas, con el sol en lo más alto del cielo, justo a las 13:00 horas, el dirigente local de los músicos, Jesús Lagunas Flores, con la voz ahogada en llanto, pasó lista de presentes a todos los integrantes de Caribú.

Cuando leyó el nombre de Víctor Sánchez López, la multitud, como en un sollozo colectivo, respondió colectivamente “¡Presente!” y los integrantes de las tres bandas musicales que acompañaron al cortejo fúnebre interpretaron el tema Estoy sufriendo por ti. No fue un sepelio común. Tres carrozas con los cuerpos de una familia recorrieron las calles de la ciudad.

Tres ataúdes cargados en hombros antes de llegar a las fosas. Dos hijos que quedan en la orfandad, y la larga espera para que las autoridades expliquen qué motivó el múltiple homicidio.

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