Con la desesperación e impotencia a cuestas, Bernardo Benítez, familiar y amigo de los cinco jóvenes desaparecidos en Veracruz desde el pasado 11 de enero, asegura que se encuentran preparados para cualquier desenlace.

“Claro, uno sabe perfectamente que en estos casos no hay nada seguro, es obvio que nosotros queremos que todo salga bien, pero Dios quiera y no suceda lo contrario, estamos totalmente  conscientes de eso”, afirma.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el padre de los desaparecidos Bernardo Benítez y tío de José Benítez, recuerda que hace siete años también se enfrentaron a los estertores de la violencia con un desenlace fatal.

Para ser exactos, afirma, fue el 29 de abril de 2009 cuando a su padre, don Manuel Benítez Sánchez, lo secuestraron, les pidieron rescate, pagaron lo exigido y a la fecha siguen sin saber nada de él.

“Desgraciadamente nosotros ya vivimos un evento igual hace siete años: se llevaron a mi padre, nos pidieron rescate y pagamos; hasta hoy no hemos podido encontrar sus restos”, dice.

Con voz serena y segura, jamás ha pasado por su cabeza abandonar su natal Playa Vicente ante la oleada de violencia que pegó a sus familiares y amigos, porque —dice— “si deja su trabajo nada tendrían que hacer en la vida”.

“No, nosotros desgraciadamente si nos vamos a otro lado qué cosa vamos a hacer, no tenemos más que nuestro trabajo, así que somos rehenes de la situación que viven todos en este estado y en México”, manifiesta con tristeza.

Indicios vagos

Como parte de la investigación fue detenido el delegado de la Secretaría de Seguridad Pública en Tierra Blanca, Marcos Conde Hernández y  seis agentes más, a quienes se acusó de la desaparición forzada de los jóvenes.

Las indagatorias, con base en testimonios y videograbaciones, determinaron que los agentes estatales entregaron a un grupo delincuencial a las cinco personas, pero aún no logran determinar el móvil ni su ubicación.

“Es una tristeza para nosotros que teniendo a siete personas confesas no les puedan arrancar la verdad de donde se encuentran nuestros hijos”, subraya don Bernardo, quien encabeza todas las movilizaciones y acciones para encontrar a los suyos y presionar a las autoridades.

“Eso es inaudito en este país, que la policías que se supone están para cuidar nuestra integridad sucede que son las que nos levanten y secuestren, es una cosa que no se puede entender”, agrega incrédulo.

En medios de intensos operativos por parte de corporaciones policíacas estatales y federales para localizar a los desaparecidos, hace un llamado a la sociedad para apoyarlos, porque —afirma— ahora les tocó a ellos sufrir, mañana nadie sabe a quién más.

“Que nos apoye porque esto hoy nos sucede a nosotros, pero mañana no sabemos a quién le pueda ocurrir y creo que si la gente nos apoya, el gobierno se verá forzado a resolver esta situación tan lamentable que vivimos y que no le deseamos a nadie”.

La Fiscalía General del Estado informó que, en coordinación con fuerzas  federales, la Fuerza Civil de Veracruz y binomios caninos especializados en la búsqueda de personas, continúan con los trabajos de localización de los cinco jóvenes.

Reveló que en los operativos focalizados de búsqueda conllevaron a la localización de una camioneta abandonada y un tambo metálico con restos óseos en una localidad en los límites de Tierra Blanca.

Los antropólogos y odontólogos forenses que participaron determinaron, en la primera revisión del hallazgo, la presunción de que no eran restos óseos humanos, hecho que fue confirmado luego de que se les practicaran pruebas periciales especializadas a las muestras.

En cumplimiento a los compromisos adquiridos de la Fiscalía General del Estado con la familia, luego de haberse agotado las pruebas periciales y determinado que los restos óseos encontrados no son humanos, la fiscal de Investigaciones Ministeriales, Rosario Zamora, lo hizo del conocimiento de los padres de familia.

Google News

Noticias según tus intereses