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De 1999 a 2016, una decena de actores españoles llegaron a México para participar en papeles considerables de producciones mexicanas, pero en los últimos seis meses, la cifra es casi la misma.

Desde noviembre, cuando Emma Suárez (Julieta) rodó en Puerto Vallarta el filme Las hijas de Abril, ganadora en Cannes, hasta este mes, se contabilizan seis ibéricos estelarizando proyectos nacionales.

A Suárez se suman la ex chica Almodóvar Carmen Maura (Mujeres al borde un ataque de nervios) como una mamá divertida en la comedia Cuando los hijos regresan y Eduardo Noriega (El espinazo del diablo) como un sacerdote exorcista en la de terror, La marca del demonio.

Ariadna Gil (Belle epoque) participa con Gael García Bernal en la serie Aquí en la tierra y Carlos Bardem, hermano de Javier, forma parte de Club de cuervos.

La semana pasada, el dramaturgo David Desola y la productora Astronauta fueron figuras del Ariel a lo mejor del cine nacional: el primero como guionista de Almacenados y, la otra, ayudando en la elaboración de La 4a compañía, que se llevó 10 premios a casa, incluyendo Mejor película.

La compañía europea espera también el estreno de La carga, cinta ubicada en la época colonial.

“¡Se ha avanzado mucho!”, dice Noriega durante un receso del rodaje de La marca del demonio.

“Hace 20 años apenas se hacían coproducciones y apenas aparecía un actor español en una película mexicana o viceversa, ahora ya no hay por qué justificar que un español viva en México (en las historias), ya no hay qué explicar, en eso hemos avanzado, pero creo se deben hacer muchas más cosas y estamos en el camino”, añade el también histrión de Tesis.

La razones. La presencia de talento español en México coincide con varios factores: primero, el aumento del IVA a todas las artes del 8 al 21%, siendo el país europeo con más impositivos, contra el 10% de Alemania y el 7% de Italia. También con el auge de lanzamientos de película españolas en salas nacionales. En 2016, de los más de 140 filmes ibéricos exportados al mundo, 32 fueron exhibidos aquí. Y de acuerdo con datos del Instituto Mexicano de Cinematografía, España representa el 16% de coproducciones mexicanas con el extranjero, en el periodo 2007-2016.

“Me siento exiliado cultural tras la manera en que el gobierno español trata a los artistas, México ha sido mi tabla de salvación”, comenta Desola, autor de la obra Almacenados y adaptador al cine.

“Ha sido un trampolín porque después de estar aquí con obras, ya me están representando en Chile y Colombia”, agrega.

Junto con el mismo director de Almacenados (Jack Zagha) prepara una película de terror y una serie.

“Hay dos películas en España donde quizá entre (Zagha) como productor, precisamente en este ánimo de vincular más a las producciones de ambos países”, indica.

A fines del siglo pasado y principios del XXI, rostros como Marissa Paredes y Sancho Gracia se asomaban en producciones mexicanas como El coronel no tiene quien le escriba y El crimen del padre Amaro.

Pero a excepción de esta última, las demás cintas tenían un estreno discreto como La habitación azul, que reclutó para algunas escenas a Elena Anaya (La piel que habito) o Ave María, con Ana Torrent.

Hay que trasladarse hasta la época de Oro del Cine Mexicano, para visualizar a nacidos en la Madre Patria con sendos papeles: Sara Montiel en Ahí viene Martín Corona y Luis Buñuel dirigiendo Los olvidados.

Aprendizaje. Su llegada a México también les ha permitido, dice Emma Suárez, aprender otra manera de hacer cine: jamás había filmado en orden cronológico y encerrado por una semana con sus compañeras de elenco, en una casa.

Reconoce que cuando Michel Franco la invitó a Las hijas de Abril, fue el mismo Pedro Almodóvar, con quien había trabajado, quien le sugirió ver la filmografía del mexicano.

“Fue una aventura que volvería a hacer después de esto”, asegura.

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